• México es el único lugar en el mundo donde se estudia una población entera de ballena azul
  • Científicos del IPN descubren que además de krill la ballena azul también come pequeños peces
  • Han identificado a 700 ejemplares de ballena azul que vienen a aguas mexicanas del Pacífico

La Paz, Baja California Sur. (Agencia Informativa Conacyt).- En el Laboratorio de Ecología de Cetáceos y Quelonios del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), un grupo de científicos estudia varios aspectos de la biología y ecología de la ballena azul, además de obtener información sobre la salud de la población que visita anualmente el mar de Cortés.

“Es el único lugar en el mundo en donde se estudia una población de ballena azul, en una zona de crianza se observan comportamientos de reproducción; esta población es muy saludable, de hecho es la más saludable del mundo”, mencionó la doctora Diane Gendron, nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y responsable del proyecto de investigación de la ballena azul en el Cicimar.

Uno de los aportes más significativos de la investigación es el hallazgo de nueva información sobre la dieta alimenticia de la ballena azul, de la que se creía solamente se alimentaba de krill, una especie de pequeños camarones; sin embargo, con base en análisis de las heces de esta especie, se detectó el ADN de otras presas.

“Tenemos resultados científicos muy interesantes relacionados con su dieta alimenticia; usando técnicas moleculares analizamos el ADN de las presas contenidas en las heces de la ballena, esto nos permitió detectar lo que está comiendo y encontramos que también come mictófidos que son peces pequeños muy abundantes, que se mueven en la columna de agua como el krill”, explicó Diane Gendron.

El estudio de la ballena azul ha sido uno de los más prolongados en el Golfo de California y ha generado una base de datos sobre alrededor de 700 individuos, los cuales están asociados a un banco de muestras biológicas de los especímenes, como fotografías de identificación de cada individuo que datan desde la década de 1980 hasta la actualidad.

Investigadores mexicanos descubrieron que además de krill la ballena azul se alimenta de pequeños peces.

Investigadores mexicanos descubrieron que además de krill la ballena azul se alimenta de pequeños peces.

“Descubrir nuevos conocimientos de su biología es un proceso lento pero cuando sucede, con apoyo en la fotoidentificación, es un dato único en el mundo. Además, hemos recolectado tejidos biológicos, piel descamada que flota en el agua, heces y biopsias de piel y grasa, todas estas muestras nos han permitido hacer muchos tipos de investigación”, agregó.

El Golfo de California: hábitat crítico

El Golfo de California es un hábitat crítico para la población de ballena azul del Pacífico Noroeste, distribuida en los mares de Alaska, Canadá, Estados Unidos y México principalmente.

Los científicos han documentado indicios de que el cetáceo da nacimiento a sus ballenatos en la zona —como la observación de madres con crías en etapas de recién nacidos— y se tiene la certeza de que es un área de crianza.

“En una temporada normal podemos observar de tres a cuatro madres con sus crías, y al mismo tiempo otras ballenas realizan actividades de reproducción y alimentación. La probabilidad de ver un nacimiento es muy baja. Los indicios de que las ballenas dan a luz a sus crías en el Golfo de California se basan en el tamaño de las crías, desde muy pequeñas hasta grandes”, explicó Gendron.

Durante el invierno, la ballena azul migra desde las costas de California y del Pacífico Noroeste hacia las aguas del mar de Cortés para alimentarse y realizar actividades reproductivas.

Este mamífero marino es de gran interés para la ciencia por sus implicaciones en los ecosistemas marinos y sus sorprendentes dimensiones corporales, por lo cual ha sido la especie de rorcual más buscada y cazada en el Antártico que la llevó casi a la extinción.

A causa de la acelerada caza furtiva de la que fueron objeto hasta la primera mitad del siglo XX, su población se redujo drásticamente. Una de las principales motivaciones de su caza fue la cantidad de aceite que se extraía para diversos usos, como el de combustible para lámparas públicas con las que se iluminaban distintas ciudades del mundo, hasta la aparición del queroseno y el petróleo en la industria.

En la actualidad, las ballenas azules están clasificadas como especie en peligro de extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés).