Ciudad de México. 29 de junio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- En el artículo “Utilización de la estatura para el estudio de los niveles de vida y de la desigualdad en México desde 1850”, Moramay López-Alonso y Roberto Vélez Grajales exploran la evolución que ha sufrido el nivel de estatura de los mexicanos en los últimos 150 años. Su estudio se basa en la antropometría, el nivel de bienestar y de salud de la población en todos los sectores sociales y niveles socioeconómicos de México, entre otros recursos metodológicos.

Como resultado de más de cuatro años de trabajo, los investigadores deducen que a pesar de esta caída sostenida por ciudadanos del siglo XIX, un empeoramiento durante la primera parte del porfiriato y una recuperación revolucionaria, la tasa de crecimientos para niveles físicos no es suficientemente importante como para poder converger con la de otros países. Si bien identifican que el crecimiento es positivo, no se alcanzan las referencias regionales tanto de América Latina y mucho menos las referencias internacionales de Europa del Norte y estados del este.

Moramay López-Alonso, doctora en historia económica por Stanford University, y Roberto Vélez Grajales, director de Movilidad Social en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), realizaron su investigación partiendo de la pregunta: ¿qué tan altos se volvieron los mexicanos en los últimos 150 años y cómo se relaciona eso con los ciclos de crecimiento económico, transición epidemiológica, cambios en la oferta educativa y cambios en los hábitos alimenticios y en la población? El artículo fue publicado en el libro La fractura. Pasado y presente de la búsqueda de equidad social en América Latina que trata el tema de la desigualdad en todos los sectores de Latinoamérica.

López-Alonso se encargó de la parte histórica; de 1850 a 1950 fue un periodo en el que aún no se implementaban tecnologías eficientes de medición por lo que la cuantificación se hace a partir de documentos que parten de eventos históricos como el porfiriato, la Revolución y otros sucesos que definieron un papel fundamental en el crecimiento de estatura de los mexicanos.

En este lapso de cien años, se demuestra que no necesariamente el crecimiento económico va de la mano con el aumento de la estatura a pesar de que, ya entrado el siglo XX, sí hubo cambios en las políticas de salud que iban ligados a los descubrimientos científicos sobre infraestructura sanitaria y vacunación que mejoraron en un alto grado la calidad de la salud de la población, a pesar de que el ingreso monetario no era del todo bueno.

Vélez Grajales se concentró en analizar la segunda parte del siglo XX, a partir de 1950, donde la calidad de los datos es mejor en cuanto a que ya se contaba con encuestas donde la gente es medida con estadímetros, métodos tradicionales de análisis cuantitativos donde ya no existe el margen de error en la medición y son representativos de prácticamente toda la población y se puede observar qué sucede alrededor de la media.

El investigador explicó que en esta época parece haber un estancamiento que se entiende con el proceso de industrialización que generaba desigualdades por razones de migración interna, por razones de colocación de la fuerza laboral que quedaba a la deriva tras la migración de grandes grupos de las zonas rurales a las zonas urbanas. Esas personas no tienen sustento alimenticio constante ya que, en un supuesto general, perdió el pedazo de tierra en donde producía su propia economía, entre otros casos específicos.

“¿Cuál es el problema y por qué es importante en nuestro análisis evidenciar la desigualdad? Porque independientemente de que la tendencia promedio es positiva, la pendiente o la inclinación en ese crecimiento no corresponde con lo que estamos observando en otros países similares para los cuales tenemos datos claros en América Latina”, argumentó Vélez Grajales.

Explicó que el crecimiento es positivo pero, a pesar de eso, no estamos alcanzando las referencias regionales tanto de América Latina y mucho menos las referencias internacionales de Europa del Norte y estados del este. Ese es un problema que está latente y que ellos se propusieron desmenuzar, por ejemplo, cuando empezaron a identificar cuestiones de desigualdad por género.

Los investigadores dejaron en claro que las mujeres y los hombres no pueden crecer a la misma estatura por una cuestión de adaptación biológica. Cuando se dan las condiciones de hambruna o pobreza extrema, la estatura de los hombres varía más que la de las mujeres. Esto es lo que los biólogos llaman dimorfismo sexual.

La importancia de la ciencia

La estatura es el resultado de la calidad de nutrición que tuvo un individuo en sus primeros años de vida. A nivel individual, el componente genético es muy importante, la distribución de la población es “una campana” en la que la mayoría de la gente va a estar en una estatura promedio donde también convergen los altos y los bajos.

También, según los investigadores, es necesario considerar que tuvo que haber un avance científico en el que se instauraran programas de vacunación efectiva y, de ese modo, el cambio científico se traduce en políticas públicas que permiten que la gente deje de morir en la infancia.

Durante el periodo que ellos estudian, hay numerosos cambios que no nada más tienen que ver con la política pública sino con transformaciones tecnológicas e innovaciones científicas que México adopta de modelos internacionales y que tienen una repercusión favorable en los estilos de vida.

Es una variable de la desigualdad y lo que sugiere esta tendencia a largo plazo es que en México la desigualdad está deteniendo el avance en términos de bienestar biológico.

“Otra de las cosas que ha sido muy buena de nuestro trabajo, es que rara vez la gente trabaja con políticas públicas. Nosotros somos investigadores económicos, somos economistas de origen, las series históricas se utilizan junto con las series actuales para hacer un trabajo que tenga una coherencia metodológica a pesar de que no trabajamos con las mismas bases y los mismos métodos para poder estudiar el largo plazo. Hay muy pocos países donde se hacen este tipo de estudios, entonces esa es la aportación que nosotros hacemos para México, la región latinoamericana y los países en vías de desarrollo. Logramos estudiar el pasado y dialogar con el presente”, aseveró Moramay López-Alonso.

Debido al carácter precursor de este trabajo de investigación, en noviembre de este año, Roberto Vélez Grajales y Moramay López-Alonso realizarán en Puebla una primera conferencia sobre economía y biología humana. Se abrirá una convocatoria para propuestas de trabajo de personas o grupos que estén interesados en las líneas de investigación antes planteadas con conocimientos de historia, economía, biología, lenguaje médico y estadística. Es un ámbito interdisciplinario donde se requiere más participación académica y de campo.