• La pandemia de COVID-19 evidenció la relevancia del uso de emojis, dada la necesidad de mantener distancia física y al mismo tiempo, confortarse unos a otros mediante comunicación virtual ante la incertidumbre producida por la crisis.
Mexicali, Baja California. 28 de septiembre del 2020.– Forman parte de nuestra comunicación diaria y para muchos, resultaría imposible imaginarse un día sin utilizarlos, tanto en conversaciones privadas como para expresarse en las diferentes redes sociales de internet. Se trata de los emojis, caracteres utilizados para animar y expresar sentimientos por la vía escrita.
Surgidos junto al auge tecnológico que hace apenas unos años popularizó el uso de computadoras y teléfonos inteligentes, y que sigue desarrollándose en la actualidad, los emojis llegaron para cambiar la forma en que las personas se comunican, pasando de escribir cartas y telegramas, o correos electrónicos sólo con texto, a mensajear a través de Facebook, Twitter, WhatsApp o Instagram, por mencionar algunas redes sociales virtuales, facilitando la demostración de emociones y sentimientos.
Aunque su principal antecedente data de la década de los 80’s, cuando fueron creados los emoticones uniendo caracteres de puntuación, fue en los 90’s cuando los emojis se inventaron, dándole color e incluso animación a dichos caracteres, con la finalidad de transmitir mensajes más complejos en la comunicación virtual, simulando expresiones emocionales.
La pandemia de COVID-19 ha evidenciado la relevancia de su uso, consideró la Psicóloga Daniela Díaz Flores, Profesora de Tiempo Completo de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad Campus Mexicali, dada la necesidad de mantener distancia con los seres queridos, y al mismo tiempo, de confortarse unos a otros ante la incertidumbre producida por la crisis de salud.
“Estamos viviendo tiempos diferentes por la pandemia, donde es difícil conocer qué siente la otra persona a través de la comunicación por medios electrónicos. Durante videollamadas podemos ver su cara y sus gestos, pero cuando no tenemos oportunidad de vernos, los emojis son nuestra manera de expresarnos”.
Esta forma de expresión, apreciada desde diversas perspectivas, ha ganado detractores y partidarios. Los primeros han pronosticado que los futuros humanos perderán la capacidad de escribir frases complejas y en su lugar, emplearán emojis, basándose en su gran relevancia, tanta que en el 2019, los emojis desplazaron a las palabras como concepto del año, en la elección anual que la Fundación del Español Urgente hace de su palabra del año.
Tomando en cuenta que durante una conversación el 7% de la comunicación es verbal, el 38% es comunicación vocal y el 55% no verbal, hay quienes consideran que, lejos de empobrecer el lenguaje, los emojis lo enriquecen, ya que su empleo no busca sustituir conceptos, sino indicar aspectos psicoemocionales como la alegría, emoción, enojo, tristeza y ansiedad, por mencionar algunos.
Las emociones son clave para que la comunicación funcione. A través de la historia documentada el ser humano ha dado muestra de valerse de dibujos para expresarse. Por ejemplo, durante el neolítico, los pictogramas y pinturas rupestres que mostraban símbolos y escenas de caza, fueron precursores de la comunicación escrita.
La psicología estudia el comportamiento humano, por lo que para esta disciplina es de gran interés estudiar por qué el ser humano utiliza emojis para comunicarse. Autores como Gantiva, Zarabanda, Ricaurte, Calderón, Ortiz y Castillo afirman que los emojis potencian la respuesta emocional en comparación con las palabras, ayudando a la interacción social, ya que ayudan a comprender la condición emocional y cognitiva de la otra persona, lo cual tiene que ver con entender su perspectiva en una situación emocional, detalló la profesora Díaz.
“Se trata de una forma de expresión, popular entre personas de distintas etapas de desarrollo, especialmente en adolescentes y jóvenes. Al incluir emojis se transmite la calidez que de momento no nos es posible brindar, ayudando a que un beso y un abrazo se vuelvan reales para quienes los intercambian”, concluyó la académica.
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