Ser adicto al trabajo durante el confinamiento

  • NOSCE TE IPSUM por Josman Espinosa Gómez

Seguro te identificas o por lo menos los conoces…no se toman vacaciones, jamás apagan su celular y no salen sin su laptop, en estos momentos de confinamiento estas conductas se han acentuado al por mayor afectando sus interrelaciones personales como la pareja o los hijos, porque ante cualquier reclamo, todo se justifica con la frase: “es trabajo” ¿te suena familiar?

Normalmente estas personas han abandonado sus propios deseos para remplazarlos por proyectos laborales, y pese a estar todo el día conectados a la computadora o al dispositivo móvil, nunca es suficiente el tiempo para terminar lo que tienen que hacer, generando consecuencias y en muchos casos irremediables. Cuando le preguntaron a Sigmund Freud cuáles eran las características o condiciones de una persona para funcionar bien psicológicamente, éste respondió con extrema sencillez:   “Lieben und arbeiten” (“Amar y trabajar”). Es que el trabajo y la capacidad de ser amados y de amar son legítimas aspiraciones para los seres humanos y es por eso que el tema de la adicción al trabajo es muy difícil de abordar y aceptar, debido a que son ideales que la sociedad y nosotros mismos esperamos alcanzar[1]. Por lo que cualquier actividad humana puede convertirse eventualmente en una adicción, la adicción al trabajo es una adicción no tóxica que le otorga al adicto muchas ganancias secundarias: dinero, actividad, reforzamiento de la autoestima, evitar otras actividades, y estatus entre otras,

Pero ¿qué buscan en su trabajo los adictos? Hay muchas razones por las que una persona decide trabajar en exceso. Una de ellas puede ser evitar estar a cargo de las responsabilidades de la casa y/o la familia, por lo que en estos momentos que tienen que estar en ella y con sus familiares, las expresiones emocionales pueden desbordarse y ocasionar conflictos de relaciones interpersonales, sumados al estrés y la ansiedad provocada por el confinamiento. Las personas adictas al trabajo también responden a auto exigencias y altos estándares que se han implementado ellos mismos en una necesidad de validación por el otro, pero también hay un tipo de masoquismo o autocastigarse por creer que no están haciendo lo suficiente para merecer algo bueno como su trabajo o el sueldo por ello.

En los momentos que estamos pasando nuestras actividades laborales en medio de un confinamiento, el teletrabajo se ha vuelto la herramienta fundamental para ello, por lo que se vuelve un arma de doble filo para las personas adictas al trabajo provocando estragos en muchos niveles en sus ámbitos físico, psicológicos y sociales. En el área física, se desarrollan trastornos de los patrones del sueño, malos hábitos alimenticios, hipertensión, contracturas musculares y todo aquello que puede estar asociado al tipo de actividad que realizan en su trabajo con una sobrecarga atenuante. Con respecto a los trastornos sociales, pueden tener problemas con su familia y con su pareja en tanto no les dedican el tiempo que requieren: aislamiento social, inhibición de los espacios de intimidad, etc. En el área psicológica, hay sentimiento de culpa, ansiedad e irritabilidad constante cuando no están trabajando, estrés constante, duermen excesivamente durante el fin de semana para recuperarse. Estas personas tienden a olvidar que el trabajo es un medio para vivir y no lo contrario.

La persona adicta al trabajo muchas de sus motivaciones pasan por el miedo de perder su trabajo y sobre todo su rol social, mas ahora en estos tiempos de incertidumbre, sin entender que una persona así no le hace bien a la propia empresa con la que trabaja, porque a mediano y largo plazo, será una persona que desarrolle una patología física o psicológica, tengan problemáticas familiares como un divorcio o el alcoholismo, situaciones que las empresas quieren evitar. Diversos estudios han demostrado que en especial en países asiáticos, el síndrome de Karoshi o síndrome de Fatiga Crónica, definido así en Japón por la muerte repentina que sobreviene como consecuencia de una hemorragia cerebral o insuficiencia cardíaca o respiratoria debido al exceso de fatiga, se vuelve en una preocupación real de las empresas hoy en día. Otro estudio demostró que trabajar más de 50 horas a la semana, disminuye el bienestar mental desarrollando un deterioro físico. Y si bien las personas adictas al trabajo no ven a su salud como una prioridad, porque según ellos el costo económico de no hacerlo es mucho mayor

Por lo que un empleado que puede equilibrar las actividades laborales, familiares y personales siempre será un empleado que va a rendir más a largo plazo, cumpliendo la máxima freudiana planteada al inicio sobre las características de una persona feliz: el que ama y trabaja”. Así que es esta época de confinamiento puedes tomarte un tiempo y reflexionar sobre tus prioridades en la vida y replantear los hábitos para disfrutar mejor tu propia vida. Trata de detectar las alertas, aúnen casa, descansa, ten distracciones, desconéctate literalmente del teletrabajo y fomenta tus relaciones personales. Ya lo dijo Aristóteles: “Todo en su justo medio”; para no caer en excesos”.

[1]Recuperado de:  https://www.infobae.com/2013/11/25/1525540-workaholics-el-drama-ser-un-adicto-al-trabajo/, el 7 de mayo de 2020

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