Por Brenda Orozco

Este próximo jueves 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, por lo que me parece una excelente oportunidad de abordar dos de los temas que me apasionan: inclusión y tecnología. Antes de arrancar señalaré que cuando escriba PCD significa Persona con Discapacidad, así haremos más ligera la lectura.

En un lejano 2012, Juan Merodio, una de las voces más influyentes en accesibilidad, señaló que “No hay espacio en el que haya mayor cercanía, interacción e igualdad de oportunidades que las redes sociales. En ellas todos tenemos las mismas capacidades de comunicación e interacción” Tres años después, podemos resaltar que algunas redes sociales se han interesado en mejorar pero otras no tanto. ¿Les ha pasado que han tenido que aumentar el tamaño de la pantalla para leer algo en los apartados de configuración? ¡Imagínense alguien con debilidad visual!

Los activistas y geeks con discapacidad han pugnado básicamente por dos aspectos: primero, que se vea a las PCD como consumidores, ya que como todo fanático, buscan gadgets de culto. El segundo punto es la accesibilidad en la navegación. Desde las asociaciones y colectivos se apuesta porque las redes sociales (y en general todos los sitios) incluyan códigos que puedan interpretarse de forma adecuada por los dispositivos de navegación de las PCD. Por ejemplo, el iPhone te permite leer tu Facebook y va “platicándote” las publicaciones de tus amigos. Afortunadamente, no es el único en el mercado con esta función.

Adicionalmente, se está apostando a los formularios de fácil acceso de participación, alternativas al texto para completar las imágenes que ayuden a los invidentes, y que garanticen los contrastes entre los mensajes y el fondo. Parece que poco a poco la sociedad se pone las pilas y transforman el mundo virtual en un entorno incluyente y no en una barrera más.

El siguiente paso es que desde el diseño de cualquier app o sitio se tome en cuenta la accesibilidad, sumado esto a que resulte menos complejo realizar acciones tan básicas como crear un perfil, corregir los datos o controlar la privacidad. Se apuesta a la existencia de íconos sencillos y evitar la proliferación de los que son excesivamente pequeños o los que pecan de estar mal identificados e impiden el acceso a personas que tienen movilidad reducida en las manos.

Sin duda, aún queda mucho camino por recorrer, con asignaturas pendientes en materia de inclusión, pero internet, sus usuarios y sus activistas hacen de este mundo un espacio donde el monitor no nos clasifica por nuestra (dis)CAPACIDAD.

POSTDATA

“Alguien dibujó un círculo para dejarme fuera, y yo hice uno más grande que nos incluyera a todos” (Frase nativa norteamericana).