La Piedad, Michoacán 15 mayo 2017.-Más de seis décadas fue docente. Una revolución lo vio nacer y otra lo llevó hasta Europa. Generaciones enteras de piedadenses aprendieron a leer con sus lecciones. Paciente y querido, así fue el profesor Francisco Aguirre y Palomino. Un maestro que cuando se graduó de la universidad la generación llevó su nombre

El maestro “Panchito” como lo conocían sus alumnos, nació en 1915, un 23 de julio para ser exactos. Fue hijo único, de padres muy pobres, como casi todos los mexicanos de la era revolucionaria. El destino le tenía preparado otros planes lejos de La Piedad donde vio sus primeras luces.

En 1925 los hermanos Maristas lo reclutaron para formar parte de su congregación religiosa. Su vocación de enseñanza nació con los hijos de Marcelino Champagnat. La guerra cristera cambió su brújula y lo llevó hasta Francia. Ahí concluyó su secundaria, duró cuatro años, pero aprendió cinco idiomas.

A su regreso del Viejo Continente la semilla por enseñar iba germinando. En 1931 comenzó a impartir clases en casas de La Piedad, tanto en casas de alumnos como en la propia. Posteriormente trabajó en el Colegio Anáhuac, en el Juana de Asbaje. El Maestro Panchito fue de los fundadores del Colegio Vasco de Quiroga.

De acuerdo a algunas publicaciones de los años 90 del siglo XX, sus inicios como docente fueron en una escuela llamada Nuestra Señora de Los Ángeles. En otra época de su vida impartió clases en el Instituto Cultural de Guasave, Sinaloa. También enseñó en la Academia Fray Servando.

La primera lucha de Francisco Aguirre fue porque sus estudios realizados en Francia tuvieran validez en México. Desde 1960 contó con cédula profesional que le permitía ejercer la docencia. Sin embargo, su sueño era contar con un título profesional.

Fue hasta 1979 que comenzó a estudiar la licenciatura en ciencias sociales en Zamora. En 1984 se graduó de la Escuela Normal “Juana de Asbaje”. Contaba con 69 años, era el más grande de una generación que llevaría su nombre. Pero los estudios y las docencias se complementaban con las letras. El Maestro Panchito también fue un prolífico poeta.

De la mano del entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado recibió la medalla “Ignacio Manuel Altamirano” por más de 50 años de docencia en 1985. En 1991 se le hizo un reconocimiento por sus 60 años por ejercer su profesión. Fue uno de los impulsores el establecimiento de la UNIVA en La Piedad. Esto gracias a su amistad con Monseñor Santiago Méndez Bravo. El profesor FRANCISCO AGUIRRE y PALOMINO falleció en 1994.