• Se estima que uno de cada dos tomates mexicanos tiene como destino final el mercado estadounidense
  • Esta pugna también pone en juego 400 mil empleos directos y más de un millón de indirectos
  • Por Carlos Trejo Serrano

Ciudad de México, 7 de mayo de 2019 (Notimex).- El Departamento de Comercio de Estados Unidos decidió eliminar el acuerdo de suspensión en tomate y comenzar a cobrar un arancel de 17.5 por ciento a las exportaciones, pero “aún no está dicha la última palabra” para los productores mexicanos.

El vicepresidente del Sistema Producto Tomate, Manuel Antonio Cazares Castro, dijo que si bien este martes se venció el plazo de 90 días después de la notificación de ese organismo para salirse del acuerdo, seguirán las negociaciones hasta alcanzar una resolución favorable.

“Todavía tenemos un respiro (…) y no hemos tirado la toalla”, respondió al explicar que la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (ITC, por sus siglas en inglés) debe emitir su determinación final de daño a la industria hacia principios de noviembre.

El día 1 de noviembre se debe conocer si se aplica definitivamente la cuota compensatoria a las exportaciones de tomate hacia el vecino país o resuelve en favor del libre comercio del producto mexicano.

“Mes con mes nos reunimos la Comisión (de productores) en México y documentamos todo lo relacionado a las exportaciones, porque nadie puede enviar (los tomates) sin firmar el acuerdo que teníamos, que era no vender por debajo del precio mínimo”, expuso.

“Por eso no tenemos la menor duda de que en noviembre, si así ocurre, a nosotros no se nos va comprobar ningún delito y nos vamos a ir al libre comercio”, reiteró el representante del sector mexicano.

La Secretaría de Economía (SE) expresó su decepción y preocupación por la decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos, pues la medida implicará un costo anual superior a 350 millones de dólares para el exportador mexicano de tomate.

Muchos pequeños y medianos exportadores se verán imposibilitados de hacer frente a esta pesada carga financiera, que comenzará a surtir efecto a partir de este 7 de mayo, porque el tomate es el tercer productor agrícola exportado de México.

Se estima que uno de cada dos tomates mexicanos tiene como destino final el mercado estadounidense, donde en 2018 llegó 95 por ciento del total enviado, y sus exportaciones ascienden a cerca de dos mil millones de dólares.

Esta pugna también pone en juego 400 mil empleos directos y más de un millón de indirectos de la industria mexicana, que en más de dos décadas cumplió con el acuerdo de suspensión para un mercado con una creciente demanda y con un consumo per cápita que pasó de 12 a 21 libras.

Cazares Castro comentó que con la imposición de este arancel preliminar obliga a diversificar más su mercado hacia otros países y reducir la dependencia con el país gobernado por Donald Trump, y anticipó que entre ellos se encuentran Hong Kong, Japón y naciones de Europa.

“La situación actual nos va a abrir otras oportunidades, solo que estamos limitados en infraestructura y logística para hacer las exportaciones, y debemos salir del estado de confort que estuvimos al estar cerca de la frontera”, subrayó.

Resaltó que los productores mexicanos se encuentras unidos y dispuestos a seguir con las conversaciones de la mano con el gobierno federal, a través de las secretarías de Economía y Agricultura, “y espera ver si esta semana podemos solucionar algo”.