Por Brenda Orozco

Iniciaré explicando la utilidad del signo “#” que conocemos como GATO y ahora llamamos HASHTAG (HT). Cuando nosotros anteponemos este signo a una palabra en redes sociales estamos creado una etiqueta, es decir, que esa palabra representa un tema y cuando le das clic vas a ver las publicaciones de todos los que hablan de ese tema en particular. Se usa principalmente en Twitter, pero también en Facebook, Telegram, Google+, Weibo y se abusa en Instagram. El uso masivo de HT se convierte en Trending Topic (TT).

No todos los hashtags son divertidos, algunos se han convertido en verdaderas causas que revolucionan a los usuarios, que unen en momentos de desastre, recaudan fondos o incomodan a los gobiernos lo suficiente para tomar acciones. Vamos desde el clásico #Porfinesviernes #NoEraPenal al #Yosoy132 y #Nosfaltan43. Por todos es conocido el famoso #Yamecansé, que llevaba dedicatoria especial para el titular de la Procuraduría General de la República, Jesús Murilo Karam.

Derivado de los ataques en París el pasado viernes, presenciamos el nacimiento de #PrayforParis y #PorteOuverte, así como un filtro para tu foto de perfil en Facebook, (No es la primera vez que la red social de Mark Zuckerberg realiza esta acción, anteriormente habíamos visto el filtro arcoíris). Aparejado a este movimiento y las muestras de apoyo al país europeo apareció una ola de usuarios que decía sentirse ofendido por este gesto y resaltaba los hechos en Ayotzinapa, Tlataya, la Guardería ABC y los conflictos en Siria, entre otros. Y aquí es donde apareció la controversia, la disputa y la intolerancia.

No pretendo abordar el tema de fondo ni en términos diplomáticos, sino un análisis objetivo de comentarios, estados, imágenes y mensajes que se emitían con vehemencia; de un momento a otro nos convertimos en opinólogos y conocedores. Con la lectura de dos o tres artículos, se defendían el argumento propio como si fuera el único y se desacreditaban opiniones contrarias, algunos hasta borrándolas o bloqueando al emisor.

De los productores de “es mi cuenta y publico lo que yo quiera” llegó la secuela “si no te parece no me sigas” y los cibernautas perdieron de vista el problema real: la violencia, la crueldad, la eminente violación de los derechos del hombre, en cualquier país y en cualquier época es aberrante. Un filtro, un hashtag, una imagen burlona pueden no salvar al mundo, pero los movimientos generados en redes si hacen una diferencia cuando se toman con seriedad y saltan de la pantalla a la acción.

Mencionaba párrafos arriba la etiqueta #PorteOuverte que significa “puerta abierta” y era la muestra de la solidaridad de los parisinos que abrían las puertas de su casa para acoger a los que necesitaban un lugar para hospedarse. Médicos, enfermeras e incluso taxistas se ofrecieron como voluntarios para atender a los heridos, desorientados y todo aquel que lo requiriera.

Concluyo señalando que podemos convertirnos en la legión de idiotas que señaló Umberto Eco o constituirnos como efectivos activistas de los movimientos mundiales. Iniciemos por informarnos a detalle sobre aquello que criticamos o defendemos, sin juzgar a los actores involucrados ni denostando las opiniones ajenas y lo más importante, busquemos la forma de ayudar, de aportar, de construir.

POSTDATA

El éxito en redes sociales no garantiza que lo tengas en la vida real. Políticos como Pedro Kumamoto  mantienen credibilidad porque actúan congruentes a lo que publican. El mismo ejemplo podrían seguir otros independientes, con campañas de muchos likes pero acciones dignas de cualquier meme.