• Las semillas piratas ponen en riesgo las siembras de los agricultores.
  • Falsifican costales y envases, hasta 10 por ciento de las semillas son pirata.

Texto por Salvador Y. Maldonado Díaz

Tepatitlán, Jalisco Enero 2017.- Como la humedad que se cuela por todas partes, la piratería  ha penetrado en todos los renglones de la economía mexicana. El mercado de las semillas certificadas de granos, hortalizas y forrajes ha sido un blanco codiciado por la delincuencia en este ámbito.

Datos de la Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC) señalan que su negocio supone un mercado de mil millones de dólares, de los que unos 100 millones son cooptados por los comercializadores ilegales del material vegetativo.

Así lo informó el director ejecutivo de la AMSAC, Mario Puente Raya, quien refirió que este problema, aunado al robo de las semillas, es motivo permanente de gestión ante las autoridades y ante  las organizaciones de productores para una concientización y así para tomar medidas preventivas y correctivas.

Detalló que este problema reviste varias acciones de os infractores, desde asaltos a los distribuidores, hasta la falsificación de los costales y envases en que se distribuyen las simientes, o la pinta del material falsificado para venderlo como si fuera el auténtico.

Entre las recomendaciones que continuamente se hacen, adujo el ejecutivo, es exhortar la compra de materiales de distribuidores establecidos y debidamente identificados, y no caer en el señuelo de comprar a los vendedores advenedizos a los que ya no se puede reclamar.

“A veces por un  ahorro malentendido se tiene una pérdida de  hasta  100 por ciento en una cosecha del grano de maíz, por haber comprado a un tipo que se puso con un camión en una esquina y que ya no puede localizarse”.

Con el fin de los mejores materiales genéticos que se tienen en el país se utilicen en el campo mexicano, el directivo de AMSAC comunicó que se tiene vinculaciones con las mejores instituciones del país para tal efecto, como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); y el  Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), además del Servicio Nacional de Inspección de Semillas (SNICS).

Abundó que también se hacen convenios de colaboración con gremios productivos, como el que se tiene con  la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM).

Estas vinculaciones con el objetivo de disponer para la comercialización de variedades ya plenamente adaptadas a las diversas regiones de la geografía nacional, lo que incluye semillas híbridas y también granos criollos para ciertos ecosistemas.

En este punto, trajo a colación que las empresas semilleras han hecho inversiones propias para el desarrollo de variedades que respondan a demandas específicas de los productores.

Dijo que hay un amplio escenario para que las semillas de calidad estén disponibles, puesto que al momento sólo 40 por ciento de los materiales genéticos utilizados son de germoplasma certificado y el resto no ha pasado por el proceso de certificación lo que representa un hueco de importancia por no contar con un estándar deseable de calidad.

Insistió en que la certificación de las semillas es un factor que le da una garantía razonable a un productor que tiene el objetivo de una producción rentable al contar un material con buenos índices en su perfil genético, sanidad y otras características que se piden en el marco legal en la materia.

EL DATO

El gremio de las firmas comercializadoras  de semillas está conformado actualmente por 68 empresas (en su mayoría mexicanas, además de corporaciones transnacionales) de distinto tamaño y presencia regional en el campo mexicano.

FUENTE. AMSAC.