• BIOECONOMUNDO por Rodrigo Diez de Sollano Twitter: @DeSollano

La familia de José ha vivido en este lugar (Emiliano Zapata, municipio de Papantla, Veracruz) desde hace muchas generaciones. La interacción de su comunidad con la naturaleza es continua ya que la vida de sus habitantes depende completamente de las condiciones del medio ambiente. A lo largo de siglos se estableció un equilibrio muy preciso entre los humanos y la naturaleza que permitía un desarrollo sostenible sin dañar el medio ambiente.

Pero… las cosas han cambiado desde hace unos años porque se iniciaron en esa región las explotaciones petroleras con el método de fractura hidráulica (llamado “fracking” en inglés), y ahora las turbinas que hacen funcionar el pozo petrolero cercano, haciendo un ruido ensordecedor. (1)

Para lograr la fractura hidráulica de las rocas que contienen el gas, se utilizan millones de litros de agua dejando muy disminuidas las fuentes de agua para uso de la comunidad. Además el agua inyectada al pozo para extraer el gas regresa a la superficie contaminada con los productos químicos que se utilizan para el proceso de extracción del gas y con metales pesados y también materiales radioactivos que se encuentran en las profundidades y que han provocado diversas enfermedades entre los habitantes locales, por otra parte el agua de retorno contamina los acuíferos de los cuales beben.

Y no terminan aquí los daños que reciben José, su familia y los demás habitantes de la localidad, el pozo emite “gases fugitivos”, es decir gases que se escapan entre las rocas, principalmente metano, que generan peligro de explosiones y tienen efecto invernadero mucho más grande que el bióxido de carbono.

Hay que agregar que la inyección del agua provoca sismos al desestabilizar las fallas geológicas, por lo que aun en zonas no-sísmicas hay sismos inducidos por los seres humanos.

Para completar el cuadro, estas tecnologías son incompatibles con la agricultura, la ganadería y el turismo, principalmente por la contaminación que genera el movimiento de cientos de camiones de carga en los caminos locales.

Obviamente, los vecinos no fueron consultados acerca de que uso se daría al subsuelo bajo su ejido. Menos aun fueron informados del impacto ambiental, en la salud y en la calidad de vida en su pueblo. Ellos quisieran que se cancelara la extracción de gas en su región para volver a tener un medio ambiente limpio y disponibilidad de agua, pero no saben que la autoridad encargada de regular estos asuntos (2) emitió unos “lineamientos” en marzo de 2017 que establecen las normas para continuar utilizando este sistema de extracción de gas y petróleo.

El derecho al desarrollo sostenible, el derecho a un medio ambiente sano, el derecho al patrimonio común de la humanidad son Derechos Humanos de “tercera generación” (3), derechos reconocidos por la ONU como derechos de los pueblos, derechos colectivos y solidarios. Pero todos estos derechos les están siendo negados no solamente a José y a sus vecinos, sino a muchos mexicanos más por la legalización de la extracción de petróleo y gas con el sistema de fractura hidráulica (fracking) en cerca de 1300 pozos en diversos lugares de los estados de Veracruz, Nuevo León, Coahuila, Puebla, Tabasco, etc.

Para conversar más ampliamente sobre estos temas, les hago una invitación al “Conversatorio: Derechos Humanos de Tercera Generación” el sábado 2 de septiembre próximo, de las 10 am a las 13 hrs. en el Museo de Paleontología de la ciudad de Guadalajara.

Fuentes de Información

  1. Animal Político.com
  2. Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos.
  3. ONU-ACNUR-Agencia de la ONU para los refugiados