Ciudad de México. 27 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El cáncer de mama, al igual que otros tipos de neoplasias, tiene un origen multifactorial; la adopción de estilos de vida saludables es fundamental para disminuir los factores de riesgo que promueven su aparición como la obesidad y el sedentarismo, pero también para prevenir el desarrollo de un segundo evento en personas con antecedentes de esta patología.

De acuerdo con José Gilberto Franco Sánchez, médico cirujano y titular de la Subdirección de Medicina del Deporte del Instituto Nacional de Rehabilitación Luis Guillermo Ibarra Ibarra (INRLGII), la obesidad y el sedentarismo son dos factores de riesgo modificables que influyen en la reaparición del cáncer, o bien en el desarrollo de uno nuevo.

En entrevista, el especialista en medicina del deporte por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) indicó que mantenerse en un peso adecuado, sin obesidad y en forma física, evitando el sedentarismo, son dos condiciones importantes que aún no se abordan científicamente en esta población. Con este antecedente, la Subdirección de Medicina del Deporte inició hace tres años una nueva línea de investigación dirigida a sobrevivientes de cáncer de seno.

Es así que la subdirección antes mencionada diseñó una herramienta de tipo orientativo dirigido a sobrevivientes del cáncer de mama, que les permita iniciar la adopción de un estilo de vida saludable a través de la práctica regular de actividades físicas.

“Una vez que las mujeres diagnosticadas terminaban con sus terapias, no tenían una actividad de seguimiento y rehabilitación posterior. Vimos la necesidad de dar rehabilitación del cinturón escapular que queda con la excavación de haber quitado el pecho y con ello saber qué pasa con la atrofia de los músculos, linfedemas, y las imposibilidades a las que están expuestas. Es algo que normalmente nadie asume (científicamente)”, explicó José Gilberto Franco Sánchez sobre el antecedente que dio origen al proyecto.

El término sobreviviente de cáncer hace referencia a pacientes que han estado por lo menos un año sin tratamiento quirúrgico y oncológico. Las personas interesadas en formar parte de este proyecto deben ser declaradas por su médico como libres de la enfermedad. “Si la paciente cumple con los criterios de admisión para un protocolo de investigación específico y da su consentimiento firmado, se somete a una serie de evaluaciones radiológicas, de laboratorio, de inmunología, de esfuerzo y de capacidad aeróbica”, detalló el especialista.

El modelo, que se encuentra en la primera etapa de implementación, tiene una duración de 25 semanas con 95 sesiones de ejercicios y se desarrolla con seguimiento médico, deportivo, nutricional y psicológico, mediante citas programadas a través del tiempo. “La idea es observar los aspectos biológicos, nutricionales y psicológicos de este tipo de pacientes. El proyecto nos ha dado una riqueza muy grande de datos que nos permiten ver cómo estas personas deben ser tratadas posterior a la mastectomía”, señaló.

Mediante este programa se les invita a las participantes a procurar un estilo de vida saludable. Su implementación permite observar que las mujeres que se someten a este modelo mantienen un peso adecuado, no presentan dislipidemias y tienen una reducción en sus niveles de homocisteína —un aminoácido que puede ser dañino para la salud—, niveles altos de homocisteína en la sangre está vinculado con mayor riesgo de enfermedades del corazón.

“De este seguimiento se han derivado reportes muy específicos sobre qué pasa con tal marcador, el sobrepeso y el índice de masa corporal en pacientes sobrevivientes de cáncer de mama, es decir tenemos líneas de investigación muy específicas”, indicó.

José Gilberto Franco Sánchez, también profesor titular del curso de alta especialidad en medicina del deporte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que mediante este modelo se ha observado además una disminución de los niveles de la proteína C reactiva, una molécula que se halla en la sangre ante una respuesta de inflamación en el cuerpo. La proteína C reactiva es un indicio general para la infección e inflamación y puede ser utilizada para determinar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

En palabras del doctor Franco Sánchez, esta línea de investigación es de “largo aliento” porque a través de los años se podrá comprobar si las personas que se expusieron a este tipo de estímulos, seguimiento y control presentan mayor sobrevivencia, en comparación con aquellas que no lo hicieron. Además, uno de los objetivos es que el modelo propuesto por la Subdirección de Medicina del Deporte del INRLGII pueda replicarse en otras instituciones, con la idea de evitar un cáncer recurrente o la propagación del mismo.

Agregó que una mujer sobreviviente de cáncer de mama se subestima al verse sin su seno, por lo que el modelo también pretende “brindar un mejor nivel de autoestima, confort y estilo de vida”, concluyó el doctor Franco Sánchez.