En el artículo anterior en BRUNOTICIAS ALERTA DE VIOLENCIA CONTRA MUJERES se planteaba la problemática de la violencia de género que lleva incluso a los feminicidios. Pero hay otros tipos de violencia en contra de las mujeres que es muy importante analizar y sea eso la base para una nueva masculinidad:

Ver artículo anterior:  https://brunoticias.com/bioeconomundo-violencia-contra-mujeres/ 

Falta de equidad en el trabajo

Esta es la primera piedra para la nueva masculinidad. Tanto en el trabajo profesional como en el doméstico existe una falta de equidad entre mujeres y hombres. El Sistema Nacional de Indicadores de Género del Instituto Nacional de las Mujeres arroja datos muy importantes de la situación social, económica y personal de las mujeres en México. Datos que indican otro tipo de violencia de género que no se demuestra en feminicidios pero que al final de cuentas es violencia que implica discriminación e infravaloración de las mujeres. Por ejemplo, la baja participación de mujeres en la toma de decisiones económicas y políticas se origina en una serie de barreras ideológicas y estructurales que les impiden acceder a los cargos públicos: (1)

INDICADOR AÑO TOTAL HOMBRES MUJERES
1 Distribución porcentual de las y los secretarios de estado 2012 100.00 82.40 17.60
2 Distribución porcentual de las y los senadores 2015 100.00 65.63 34.38
3 Distribución porcentual de las presidencias municipales según sexo 2015 100.00 90.57 9.43
4 Distribución porcentual de las y los síndicos 2014 100.00 70.79 29.21
5 Distribución porcentual de las y los ministros de la SCJN 2015 100.00 81.82 18.18
6 Distribución porcentual de las y los diputados federales 2015 100.00 60.20 39.80
7 Distribución porcentual de las y los diputados locales 2015 100.00 65.40 34.60
8 Distribución porcentual de las y los regidores 2014 100.00 61.72 38.28

Resalta también la diferencia de horas dedicadas a los trabajos domésticos por los hombres y las mujeres, que para ellas significa en muchos casos doble o triple jornada ya que trabajan fuera de su casa y llegan a trabajar en casa: (1)

INDICADOR AÑO TOTAL HOMBRES MUJERES
1 Promedio de horas a la semana dedicadas a las actividades de esparcimiento,cultura y convivencia según sexo 2014 22.59 23.64 21.67
2 Promedio de horas a la semana dedicadas a las actividades domésticas según sexo 2014 25.33 12.18 36.52

Y por otro lado, al llegar a casa aparece la violencia del marido o la pareja sentimental: (1)

INDICADOR AÑO TOTAL HOMBRES MUJERES
1 Prevalencia de mujeres con al menos un incidente de violencia por parte de su pareja 2011 N/A N/A 33.52
2 Prevalencia de mujeres con al menos un incidente de violencia por parte de su pareja localidades rurales 2011 N/A N/A 27.84
3 Prevalencia de mujeres con al menos un incidente de violencia por parte de su pareja en localidades urbanas 2011 N/A N/A 35.41

Las mujeres y el trabajo

“En 2015, 78 de cada 100 hombres y 43 de cada 100 mujeres participaban en actividades económicas. A pesar del incremento durante las últimas décadas de la participación femenina en el trabajo remunerado, sigue siendo muy por debajo de la participación masculina debido a muchos factores como la discriminación en las prácticas de contratación, remuneración, movilidad y ascenso; las condiciones de trabajo inflexibles; la insuficiencia de servicios tales como los de guardería así como la distribución inadecuada de las tareas familiares en el hogar, entre otros. Mientras tanto en 2015, la tasa de participación de mujeres y hombres en el trabajo doméstico fue de 96.2 y 63.7 por ciento respectivamente.” (1)

¿Qué significan todas estas estadísticas?

Detrás de los números fríos hay una forma de ver el mundo y una división del trabajo con una serie de funciones y actividades a realizar de acuerdo con el género de cada persona. La sociedad atribuye a mujeres y hombres ciertas habilidades y capacidades (por el solo hecho de ser mujer u hombre), a partir de las cuales se establece una división sexual del trabajo: las mujeres hacen el “trabajo reproductivo” (femenino) y todas las labores derivadas del mismo como son el cuidado y educación de niñas y niños, limpieza de la casa, preparación de la comida, cuidado de ancianos, de enfermos y personas con capacidades diferentes, (todas estas labores sin remuneración) etc., mientras que los hombres realizan el “trabajo productivo” (masculino) generalmente fuera de la casa, el cual genera riqueza, reconocimiento, posición social, autoridad, etc. Este es el punto de partida para la discriminación en el ámbito del trabajo… (2)

En 1991 la proporción de mujeres en la Población Económicamente Activa Ocupada (PEAO) era del 30.7% mientras que en el último trimestre de 2015 fue del 38.3%. Como ya se indicaba anteriormente el incremento de la participación femenina aun está lejos del 51% de la población que son las mujeres… Y nuevamente detrás de estas estadísticas hay muchos prejuicios, por ejemplo:

“La participación de la mujer en el ámbito laboral tiene dos máximos: antes de que nazca el primer hijo y después de que el hijo más pequeño entra a la escuela” (las estadísticas de empleo de INEGI demuestran otra realidad). “Las mujeres reciben menos ingresos porque su nivel de instrucción es menor” (¡cuando suele ser lo contrario!). “El trabajo femenino es secundario y temporal, trabajan mientras se casan” (nuevamente las estadísticas muestran otra realidad) . “Los costos laborales son mayores al contratar a las mujeres” (las incapacidades emitidas en el Seguro Social muestran lo contrario). Estos y otros prejuicios traen como consecuencia discriminación en la contratación, en la remuneración, en las oportunidades de promociones y en los aumentos de sueldo. (2)

¿Qué hacer ante esta discriminación?

Es claro que además de trabajar en el empoderamiento de las mujeres, urge terminar con los prejuicios que condicionan la visión del mundo de los hombres. Es necesario desarrollar programas de educación (para los hombres) en la equidad de género y en las nuevas formas de expresar la masculinidad. Empezando desde algo tan simple (y a la vez tan difícil para muchos hombres) de tener una “jefa” en lugar de un “jefe”.

En el campo de la administración pública se requiere una labor de sensibilización y de educación de los funcionarios de alto nivel para terminar con esos prejuicios y desde luego es muy importante que también los puestos de elección popular sean ocupados en forma equitativa por mujeres, una nueva masculinidad.

Es indispensable considerar que para que esta nueva visión llamada nueva masculinidad tenga sostenibilidad a largo plazo, la apertura de oportunidades de trabajo para las mujeres incluya un proceso en varias etapas, en el corto plazo serían necesarias acciones afirmativas para que teniendo las competencias laborales requeridas se favorezca a las mujeres, en el mediano plazo tendrían las mujeres ventajas en ciertos casos y en el largo plazo competirían en igualdad de circunstancias con los hombres. Esto valdría tanto para el sector público como para las empresas privadas.

Finalmente está el ámbito del trabajo doméstico en el que hay una enorme diferencia de tiempo y esfuerzo que le dedican las mujeres. Ya se mencionaba anteriormente acerca de la necesidad de re-educar a los hombres en este tema para que aprendamos que tomar una escoba o un trapeador, lavar las ollas, cuidar a los bebés, a las niñas y niños, a los ancianos o a los enfermos no nos quita masculinidad, por el contrario, nos enriquece como personas…

Autor: Rodrigo Diez de Sollano

Twitter: @DeSollano


Fuentes de Información

1. Sistema de Indicadores de Género-Instituto Nacional de las Mujeres-México-2015
2. Las Mexicanas y el Trabajo II-Instituto Nacional de las Mujeres-México-2003
3. Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo-INEGI-México-2015
4. Portavoces de Paz-Talleres de Masculinidad-Santa Fe, Tlajomulco, Jal.-2013