¿ Las mujeres con tacones o sin ellos ?

DEVENIRES COTIDIANOS, por Susana Ruvalcaba

¿No te parece que eres demasiado alta como para además usar tacones? Me preguntó alguna vez un tipo que conocí en un bar. Cuando me enamoré de un hombre bajo de estatura, mi madre dijo que mi atracción por él quedaba evidenciada en los últimos tres pares de zapatos que había adquirido: todos a nivel de piso.

Un ex jefe –que era más alto que yo sin tacones y más bajo que yo con ellos- me prohibió terminantemente usar tacones en la oficina mientras que otro, años más tarde, me acusó de fodonga cuando me vio salir de la oficina con los tacones en la mano y calzando los flats.

Al final, una no se libra de todas estas expectativas alimentadas por los estereotipos femeninos. Y lo que se relaciona con los tacones no es la excepción.

Hay quienes piensan que son de uso exclusivo para las mujeres de menor estatura y que las que somos más altas no deberíamos de usarlos. Otros lo atribuyen a un asunto de formalidad en el vestir, como un requisito indispensable de la manifestada femineidad obligatoria. Y pocos saben que el origen de este tipo de calzado, tan vinculado a la figura femenina, se usaba exclusivamente por los hombres, en sus inicios –específicamente por jinetes que usaban este tipo de calzado para encajarlo en el estribo y tener mayor control-.

Y aunque los beneficios estéticos de los zapatos de tacón no son difíciles de probar: acentúa las pantorrillas, promueve una postura de espalda recta, hace que las piernas se vean más largas, que las mujeres parezcan más altas, que los pies se vean más pequeños. Los perjuicios que pueden causar merecen consideración: dolor de pie, tendón y espalda baja; aumentan la posibilidad de esguinces y fracturas; deformaciones en los pies; degeneración en las articulaciones de las rodillas; entre otros.

De acuerdo con el Instituto de Salud de la Columna Vertebral, aunque el uso diario de este calzado ha ido a la baja en el periodo de 1986 a 2003 pasando del 68% a sólo el 39%, el 72% de las mujeres usarán tacones alguna vez en su vida. Otro dato curioso es que el sector femenino que más utiliza los zapatos de tacón son las mujeres de 18 a 24 años de edad (48%) y este tipo de calzado se lleva es elegido por el sector femenino para ser usado en ocasiones especiales, fiestas y cenas, para ir a bailar y para ir al trabajo.

Estos datos revelan que las razones para llevar tacones están enmarcadas en los convencionalismos sociales que en ocasione lo promueven y en otras –como el caso de ser una mujer de estatura más alta que el promedio- lo restringen.

Como algunos otros, este accesorio fashionista ha generado controversia. El pasado mes de mayo la foto de una mesera con los pies sangrando por el uso obligatorio de tacones en su jornada generó indignación en Estados Unidos. Semanas más tarde, el caso de una recepcionista que fue suspendida un día de trabajo por negarse a usar tacones durante las nueve horas de su turno, desató una polémica en el Reino Unido puesto que la empresa afirmó que los tacones son el calzado adecuado y necesario en la vestimenta formal femenina requerida.

Modas van y modas vienen. Si me preguntan a mí, en muy pocas ocasiones he utilizado un vestido sin llevar al mismo tiempo tacones y usualmente llevo calzado alto a las jornadas de trabajo en la oficina pero jamás habría sobrevivido a uno sólo de mis días de mesera con algo que no fueran un buen par de tenis.

Me he enfrentado a quien dice que mi estatura es razón suficiente para evitar los stilettos y quienes afirman que la manera adecuada de llevar cierto tipo de ropa no puede prescindir en ningún momento de ellos. Incluso, algunos más me han dicho que el único tacón aceptable es el de aguja y que los tacones corridos son una aberración.

Uno se pone zapatos por necesidad, pero decidir qué tipo de zapatos llevar, eso hay que dejar que lo decida cada quien a su gusto.

Al final, nadie más puede caminar en nuestros zapatos.