• Los romanos y su imperio tuvieron mucha influencia en este rasgo histórico de los caballos.

Casi todos los sementales de caballo que viven hoy en día proceden de un mismo antepasado que vivió hace casi 3000 años, según comunicó ayer el Instituto Leibniz de investigación de animales en cautividad y salvajes (IZW) en Berlín.

La cría intencionada, primero por los nómadas en la estepa euroasiática y más tarde en el imperio romano, ha conducido a la extinción de otras lineas de sementales, según explica un equipo de investigadores internacional dirigido por el IZW y la Universidad de Potsdam, en Alemania, en la revista “Science Advances”.

Los análisis genéticos de las líneas de sementales extintas se basan en muestras de dientes o huesos de caballo de excavaciones de Europa y Asia.

Según indican, los romanos jugaron un papel importante en este desarrollo al descubrir una nueva forma de cría: en lugar de concentrarse en las yeguas, lo hicieron en los sementales. Los objetivos de cría se consiguen mejor seleccionando a los sementales con determinadas características que a las yeguas, pues los machos pueden reproducirse más rápidamente que las hembras.

A largo plazo se impuso una línea de sementales. El cromosoma Y, que solo tienen los machos, perdió así variabilidad. Pero según el investigador del IZW Arne Ludwig, el empobrecimiento genético solo en el cromosoma Y no perjudica a la especie, ya que sigue habiendo numerosas líneas de yeguas. Se estima que en todo el mundo hay 12 millones de sementales y 48 millones de yeguas.