Casi mil millones de personas viven en zonas montañosas, y más de la mitad de la población humana depende de las montañas para abastecerse de agua, alimentos y energía limpia. Sin embargo, las montañas están amenazadas por el cambio climático, la degradación de las tierras, la sobreexplotación y los desastres naturales, con consecuencias potencialmente de largo alcance y devastadoras, tanto para las comunidades de montaña como para el resto del mundo.

Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y, a medida que el clima global continúa calentándose, la gente de las montañas — entre los más hambrientos y pobres del mundo — se enfrenta a luchas aún mayores para sobrevivir. El aumento de las temperaturas también significa que los glaciares de montaña se están derritiendo a tasas sin precedentes, afectando los suministros de agua dulce para millones de personas. Las comunidades de montaña, sin embargo, tienen una riqueza de conocimientos y estrategias acumuladas a lo largo de generaciones, sobre cómo adaptarse a la variabilidad climática.

El cambio climático, la variabilidad climática y los desastres inducidos por el clima, combinados con la marginación política, económica y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas ante la escasez de alimentos y la pobreza extrema. Actualmente, se estima que alrededor del 39 por ciento de la población de montaña en los países en desarrollo, o 329 millones de personas, es vulnerable a la inseguridad alimentaria.

A medida que crece la vulnerabilidad de las poblaciones de montaña, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia los centros urbanos. Quienes permanecen son a menudo mujeres, dejadas para dirigir las granjas, pero con poco acceso a crédito, formación y derechos de tenencia de la tierra. La emigración desde las zonas de montaña también dará lugar a una pérdida inestimable en términos de prestación de servicios ecosistémicos y preservación de la diversidad cultural y agrobiológica. Las inversiones y las políticas pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y revertir las tendencias de emigración de las zonas montañosas.

El Día Internacional de las Montañas 2017 brinda la oportunidad de destacar cómo el clima, el hambre y la migración afectan a las tierras altas y de asegurar que el desarrollo sostenible de las montañas se integre en el Programa de 2030 y en la aplicación del Acuerdo de París.

Este año, el tema también está vinculado a la Reunión Global de la Alianza para las Montañas, que se celebrará del 11 al 13 de diciembre en la Sede de la FAO en Roma, Italia. La reunión se enfocará en los retos y las oportunidades que existen en el desarrollo sostenible de las montañas, y lanzará un Marco de Acción para apoyar acciones concretas y establecer políticas que fortalezcan la resiliencia de los pueblos y entornos de las montañas.

Aunque el tema sugerido para el 2017 es “Montañas bajo presión: clima, hambre, migración”, los países, las comunidades y las organizaciones son libres de elegir un tema diferente que podría ser más relevante para ellos para el Día Internacional de las Montañas.