Ciudad de México. 29 de mayo de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- La salud y la educación superior son dos aspectos trascendentales en el desarrollo personal y social que han experimentado transformaciones con el paso de los años. La transición de estas dos áreas es una de las estrategias cruciales para que México logre un nivel de desarrollo que lo coloque a la vanguardia, señaló Julio Frenk Mora, actual presidente de la Universidad de Miami, Estados Unidos.

Durante su lección inaugural como nuevo miembro de El Colegio Nacional titulada La salud y la educación superior: tiempo de transiciones, Julio Frenk Mora analizó la forma en que salud y educación superior actúan como determinantes recíprocos: “Un mejor desempeño educativo genera mejores condiciones de salud y viceversa. La conexión más importante se da a través del conocimiento, el cual representa el producto central de las universidades y la fuente principal del mejoramiento de la salud”, dijo.

Para el médico e investigador, la salud y la educación superior han experimentado serias revoluciones en diferentes momentos. Mientras que, por un lado, las transformaciones en el área de la salud en todo el mundo, que comprenden cambios demográficos y epidemiológicos, se dieron a principios del siglo XX, poco después de la Segunda Guerra Mundial, la educación es una de las pocas áreas del quehacer humano que no experimentó una revolución tecnológica durante este siglo, pero sí actualmente.

Para el fundador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), México está a punto de cumplir su transición demográfica al pasar de un estado caracterizado con alta mortalidad y fecundidad a un menor número de personas que nacen y mueren. “En este proceso han ocurrido dos fenómenos cruciales, el crecimiento y el envejecimiento de la población. Ambos han tenido consecuencias mayúsculas en todas las áreas de la vida social, pero algunas de las más trascendentes se expresan en las condiciones de salud, generando una transición epidemiológica con tres transformaciones fundamentales”.

Estas transformaciones incluyen causas dominantes de enfermedad y muerte: anteriormente predominaban las enfermedades infecciosas, pero en la actualidad son desplazadas por las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los problemas de salud mental. Por otro lado, la mayoría de las defunciones se concentraba en menores de tres a cinco años, hoy predominan en adultos mayores. “El significado social de la enfermedad ha pasado de ser una sucesión de episodios agudos a una condición crónica de vida a menudo estigmatizada”, expresó el investigador considerado uno de los principales expertos en el tema de la relación entre la globalización y la salud.

Durante su primera pronunciación como miembro de El Colegio Nacional, puntualizó los cambios que ha experimentado el sistema de salud mexicano, lo que llamó “tres generaciones de reforma”: la primera generación se da con la creación de las principales instituciones de salud, que arranca en 1943; la segunda inicia a finales de los años setenta e involucra el modelo hospitalario, la medicina especializada y la incorporación del derecho a la protección de la salud al artículo 4o constitucional; y la tercera —que acompaña la llegada de este siglo— es la reorganización del sistema de salud por funciones.

El doctor en organización de la atención médica y en sociología por la Universidad de Michigan, Estados Unidos, expresó la necesidad de que los sistemas de salud actuales se adapten a las cambiantes condiciones de vida y a las demandas ciudadanas a través del diseño de un nuevo modelo de atención anticipatorio y predictivo, que implica desarrollar medicina de precisión capaz de responder a las características específicas de cada paciente, que sea comprometida, integral, continua, diversificada, multidisciplinaria, sostenible e innovadora.

Salud y conocimiento

Julio Frenk Mora subrayó el tema de conocimiento científico como un motor importante para el sector salud en materia de desarrollo tecnológico, toma de decisiones a nivel personal, social y político.

“El conocimiento científico también es internalizado por las personas para estructurar su vida diaria en dominios clave como hábitos, alimentación, sexualidad y la crianza de los hijos. Las personas utilizan el conocimiento para tomar decisiones en su papel como coproductores de su propia salud y la de su familia, el conocimiento las faculta para ser usuarios informados de los servicios y ciudadanos conscientes de sus derechos. El conocimiento es la traducción en evidencias científicas que sustentan el diseño, implantación y evaluación de las políticas públicas”, expuso.

Universidad hemisférica

En este mismo contexto, expuso la necesidad de una nueva estrategia de educación superior en la que egresados regresen a las aulas universitarias conforme cambian las condiciones de trabajo y las necesidades educativas. Para ello se requiere de un rediseño educativo que comprenda el aprendizaje basado en resultados y experiencia, una educación personalizada, el aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación en la pedagogía, así como la creación de consorcios internacionales de instituciones educativas.

“Vale la pena integrar un consorcio que promueva al máximo el intercambio de estudiantes y profesores, tanto por sus beneficios académicos como por su contribución a la armonía entre las naciones; este sentido profundo de la cooperación educativa se relaciona con la aspiración de la universidad ejemplar”, destacó.

Entre las conexiones que emergen en la salud y la educación, el extitular de la Secretaría de Salud aludió la formación de los profesionales de la salud y la traducción del conocimiento para la toma de decisiones en salud a nivel personal y en política pública.

“Un esfuerzo intenso para aprovechar al máximo el potencial de la salud y la educación permitirá a México integrarse plenamente a la economía global del conocimiento mediante un modelo de desarrollo sustentable e indulgente que reduzca las desigualdades sociales”, concluyó.