Ciudad de México. 24 de junio de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Después de varios años de vivir en el extranjero y una creciente nostalgia por la comida mexicana, Carlos Ruiz, un joven nacido en el estado de Jalisco, ideó la máquina que revolucionó la forma de hacer tortillas artesanales.

La idea surgió en 2010 mientras tomaba café y observaba el funcionamiento de la máquina de Nespresso por medio de cápsulas. Acudió a la oficina de patentes, hizo algunas consultas y cayó en la cuenta de la gran oportunidad que representaba la creación de una máquina similar, pero para cocinar tortillas.

El proyecto fue evolucionando y tomando forma a base de ensayo y error. Ahora, seis años después, Carlos, fundador y CEO de la empresa, al lado de sus cofundadores, el ingeniero alemán Jonas Mueller y su amigo Louis Frachon, hicieron del proyecto una realidad.

Cuando salga al mercado, Flatev tendrá un costo de 399 dólares y las cápsulas de diferentes sabores costarán, cada una, 79 centavos de dólar. Carlos asegura que su intención con este invento no es romper con la tradicional forma de hacer tortillas, pero representa una oportunidad para aquellos que no tienen acceso al sabor culinario mexicano.

En entrevista Carlos Ruiz relata cómo fue el proceso de creación de Flatev y cuál es la ciencia detrás de esta máquina tortillera.

Soy mexicano, me fui a los 19 años a Canadá a aprender inglés cuatro meses, después me fui a Europa y estuve dos años viajando y viviendo en varios países. Finalmente, terminé en Suiza aprendiendo alemán y viviendo allá, y en todos estos años cuando iba a restaurantes mexicanos me decepcionaba mucho por la calidad, era caro y no era bueno.

Una vez durante mis estudios en Suiza me decidí a preparar tortillas, que es la base de diferentes platillos. Mi mamá me explicó cómo hacerlas y al final no me salieron. Me gustaba mucho la cocina pero no pude con las tortillas, la consistencia no quedó bien, se me rompían, era un caos.

Semanas después de eso, tenía mi máquina de Nespresso con las cápsulas, y haciendo un café me llegó la idea: ¿por qué no hay una solución así de fácil para tortillas?

Me fui a buscar en Internet si existía algo así, después fui a la oficina de patentes a seguir investigando hasta que me dijeron que no había nada, que la oportunidad era grande. Empecé a investigar si valdría la pena o no y dónde, hasta que decidí ir por un ingeniero, que es mi cofundador, y decidimos crear el invento y patentarlo.

la idea la tuve en el 2010. En octubre de 2011, mi cofundador Jonas se unió y ahí hicimos un primer ensayo para probar si podía ser automático, con diferentes botones y fue una máquina gigante.

El primer prototipo lo hicimos en marzo de 2012, después de ese prototipo creímos que ya lo siguiente sería un producto, lo estuvimos trabajando, fuimos con varias empresas y no lográbamos dar. Había muchos problemas, cosas nuevas iban saliendo siempre.

El segundo prototipo lo creamos en octubre de 2013 y ese prototipo hasta ahora ha sido el último que hemos tenido y ya el final que queremos convertir en producto.

El sistema está basado en tres elementos. La primera es la masa, la segunda es la cápsula, que es la forma en como empaquetamos, y la tercera es cómo trabaja la máquina, es decir, exactamente la receta que lleva dentro.

Empezando con la masa, lo que utilizamos son ingredientes naturales, harina de maíz o de trigo, le ponemos agua de muy alta calidad. Siempre tenemos que medir bien cuál es la cantidad de agua que necesita con la cápsula para que se mantenga fresca y después para que cuando la tortilla se esté haciendo tenga la humedad correcta. Estas variables siempre se tienen que compaginar con la temperatura y tiempo de cocción.

Sobre las cápsulas se trabajaron 12 prototipos para llegar a una donde la masa no se pega, controlamos todos los ingredientes, controlamos el tiempo y temperatura necesarios para sacar el producto perfecto. Son envases de plástico reciclables y con tapas biodegradables. Se sella al vacío para que la masa se mantenga fresca durante 45 días.

Lo que la máquina hace es que abre la cápsula y saca la masa que está dentro. Entonces la aplasta, la cocina y después, ya entre 60 segundos y dos minutos, te da el producto fresco en un contenedor que las mantiene calientes.

Cuando tuve la máquina de Nespresso vi que había cápsulas de diferentes colores, por lo que pensé que en algún momento podríamos tener tortillas de diferentes maíces, como el azul o el amarillo, y hasta un exótico, digamos morado. También pensé por qué no crear algo como una crepa.

Normalmente en México no la comemos así, pero experimentamos que a una tortilla recién hecha, fresca, si le pones Nutella, chocolate o frutas y la preparabas como una crepa, es riquísima.

Me di cuenta que había muchas posibilidades de cómo venderla. Otra cosa que pensé fue por qué no hacer creaciones que tengan sabores. Experimentamos y le pusimos chile a la masa de tortilla, hay otra de canela que es bastante saludable y se puede utilizar para postres.

 Va dirigido a los mexicanos en el extranjero. Esa fue la parte por la cual yo decidí crear esto, pero ya dentro del mercado me di cuenta que la comunidad mexicana no solamente somos hispanos o mexicanos. En Estados Unidos todo tipo de personas come comida mexicana. La gente conoce muy bien lo que es el taco y la tortilla. El mexicano es el que sabe mejor cuál es la comida tradicional, pero vemos que el mercado va hacia gente que aprecia la frescura, la calidad e ingredientes saludables.