• La atracción de los mosquitos hacia los humanos es durante la presencia del sudor fresco dice un investigador del Centro Regional de Investigación en Salud Pública (CRISP).

Ciudad de México. 29 de agosto de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Es sabido que para resolver un problema, primero debe conocerse. Con este hecho es que el doctor José Luis Torres Estrada, del Centro Regional de Investigación en Salud Pública (CRISP) en Tapachula, Chiapas, define la necesidad de conocer el comportamiento de los mosquitos, al ser uno de los agentes que transmiten enfermedades que pueden llegar a ser mortales, para poder así combatirlos.

Estas son las llamadas enfermedades transmitidas por vector (ETV) que son favorecidas para su desarrollo por el clima, la urbanización y el cambio climático, las cuales son uno de los problemas de salud más importantes en México y el mundo. Se estima que cerca de 60 por ciento del territorio nacional donde residen más de 50 millones de habitantes siendo zonas agrícolas, ganaderas, industriales, pesqueras, petroleras y turísticas, son zonas que benefician el contagio de ETV, así lo describe el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece).

“No conocemos bien al mosquito, este ha evolucionado a tal grado que no lo conocemos”, comentó el doctor Torres Estrada.

Con el uso y aplicación de la ecología química, es posible conocer las interacciones intraespecíficas de organismos con las sustancias químicas mediadoras, además de estudiar la estructura, función y biosíntesis de productos naturales como pueden ser las feromonas. Todo esto permite conocer el comportamiento y cómo controlar los organismos, en este caso los mosquitos.

“Se sabe que la especie Aedes aegypti no produce feromonas, sino que se atraen, estimulan, repelen o inhiben durante la búsqueda de hospedero o sitios para colocar sus huevos mediante compuestos químicos llamados aleloquímicos que actúan de manera intraespecies, las kairomonas y las alomonas, es decir, los atrayentes y repelentes, actúan a largas y medianas distancias. Estudiar todo esto permite manipular el comportamiento hacia un control etológico”, explicó.

Puntos clave de conocer sobre el ciclo biológico de los mosquitos durante su fase acuática es su alimentación, es decir, dónde, cómo y de qué se alimentan, sus hábitos de reposo (dónde y cómo reposan) y sus hábitos de protección al entorno, sobre de qué, quién y dónde se refugian. Si esta especie sobrevive a esta etapa, entonces entrará a la de adulto donde se apareará, se alimentará con sangre y azúcar, reposará y, finalmente, ovipondrá.

“Entonces, si se conoce todo el proceso biológico anterior, será posible detener o controlar en etapas definidas basándose en el conocimiento de estas y evitar que, de ser el caso, el ciclo infeccioso continúe”, agregó.

Un ejemplo de estas investigaciones sobre el comportamiento del mosquito deriva en la aplicación correcta de insecticidas que permiten colocar estos químicos en horas de picos máximos de actividad de picadura a humanos.

“Una de las formas en las que estos ubican a las personas es al detectar a largas distancias la presencia de dióxido de carbono y octenol que es exhalado por nuestra respiración y detectado por los mosquitos mediante sus antenas con quimiorreceptores y los palpos maxilares”, explicó el especialista.

La atracción de los mosquitos hacia los humanos es durante la presencia del sudor fresco, es decir, antes que las bacterias y parásitos han actuado sobre la transpiración en el cuerpo y se genere el mal olor, esto en la especie Aedes aegypti. Sin embargo, existen otras especies de mosquitos atraídas mayormente durante esta última etapa de generación de sudor.

Investigación, control y eliminación

Una vez conocida la forma de atracción, debe ser prevenida la población, o bien informada sobre cómo combatir las picaduras de mosquitos. Al presentarse situaciones de epidemias en el país, se realizan llamados a la población mediante publicidad en los medios de comunicación nacional para utilizar ropa que cubra las extremidades y para usar repelentes; no obstante, no se especifica el tipo exacto que debe utilizarse.

Existen múltiples tipos de repelentes que en muchos casos son inservibles, como son los repelentes ultrasónicos que mediante sonido atraen a hembras vírgenes para aparearse; sin embargo, a las hembras apareadas les es indiferente la emisión, lo que ha demostrado en estudios que este tipo no funciona para proteger. En cuanto a los repelentes tropicales que son aplicados directamente sobre la piel y la ropa, varían en cuanto a efecto y duración dependiendo de la temperatura, transpiración y exposición al agua.

Actualmente el doctor Torres Estrada trabaja con su equipo de investigación en piretroides, observando el efecto de dosis subletales, dosis bajas, y con otros compuestos que normalmente se utilizan como saborizantes de la comida, como el linalol o la planta de gato. Su equipo también se encuentra desarrollando ovitrampas como medidas de control para evitar la etapa de emergencia de adulto en los mosquitos. Se han hecho trampas degradables y con productos químicos.

En el CRISP, se cuenta con electroentenógrafos, receptores y detectores químicos, olfatómetros, cromatógrafos para detectar qué compuestos químicos generan respuestas fisiológicas en los mosquitos. También se diseñó una ovitrampa letal con botellas de refresco recicladas, sistema exitoso que fue vendido a Tamaulipas.

Actualmente el investigador trabaja en mejorar la ovitrampa degradable buscando que esta sea un producto funcional en el hogar. Además ha tratado de encapsular y hacer pastillas el producto químico que se coloca dentro de la trampa para facilitar su uso. “Este es un sistema de monitoreo pasivo que surgió porque se estudió el comportamiento del mosquito. También estamos buscando en un equipo de liberación, en que la Secretaría de Salud lo acepte y lo podamos tener disponible en el mercado”, aseveró José Luis Torres Estrada, quien continuará este tipo de investigaciones de calidad en el estado de Chiapas.