• Enrique Andrade caminó más de 38 kilómetros desde Zamora hasta Chilchota.
  • Refiere que unos policías en Chilchota le quitaron $500 pesos; subdirector se compromete a investigar el caso.

Penjamillo, Michoacán. 3 de marzo de 2019.- La historia de la desaparición de Enrique Ortiz Andrade tuvo un final feliz. Este sábado fue localizado en el municipio de Tlazazalca y ya se reunió con su familia en el municipio de Penjamillo. Estuvo extraviado desde el viernes en Zamora mientras trabajaba en un tianguis. Enrique padece lagunas mentales que sufre como consecuencia de un golpe en la cabeza tras un accidente.

Pero la travesía de Enrique Ortiz fue prácticamente un maratón. Recorrió a pie por lo menos los 38 kilómetros que hay separan de Zamora a San Antonio Ocampo y de ahí a Chilchota. Eso fue lo que narró su hermana a BRUNOTICIAS en entrevista telefónica este domingo.

En una casa abandonada pasó la noche. Unas personas le obsequiaron un suéter para que se cubriera del frío pues sólo llevaba puesta una camiseta de tirantes con la que trabaja. Según lo que Enrique le narró a su familia, unos policías de Chilchota lo extorsionaron y le quitaron $500 de los $700 que llevaba fruto de su trabajo.

Al respecto nos comunicamos este domingo a la Dirección de Seguridad Pública de Chilchota, donde el subdirector de la corporación, (quien pidió omitir su nombre por seguridad) señaló que se hará una investigación al respecto de este caso de supuesta extorsión.

Mientras tanto, toda su familia se había trasladado a Zamora. Ahí denunciaron el extravío de Enrique y colocaron carteles en las calles. Una de sus primas se comunicó a BRUNOTICIAS para solicitar el servicio social. El anuncio lo publicamos en nuestras redes sociales en los 12 municipios donde tenemos cobertura.

Por la mañana del sábado 2 de marzo Enrique localizó a una persona conocida de su familia en Chilchota. Él, lo trasladó hasta el municipio de Tlazazalca de donde es originario. Una vez ahí, se puso en contacto con la familia Ortiz Andrade y fueron a recogerlo.

Enrique ya se reunió con su familia, tiene ampollas e hinchados los pies. Pero está sano y salvo. Sin duda toda una odisea la que vivió, aunque esta vez, con un final feliz. Pero la aventura de estar extraviado la tendrá muy presente.