BIOECONOMUNDO, por Rodrigo Diez de Sollano

FIJI Y LAS OLIMPIADAS:”Creer es crear”

¿Qué posibilidades tiene un país pequeño y pobre, como Islas Fiji de ganar una medalla olímpica? ¿Y si este país tiene menos de un millón de habitantes? ¿Y si no tiene dinero para pagarle al entrenador del equipo olímpico del deporte nacional? ¿Y si los jugadores no pueden dedicar el 100% de su tiempo a entrenar porque deben trabajar para ganar el sustento para su familia?

La respuesta es simple: Las posibilidades de ganar medallas olímpicas son prácticamente nulas!. Las posibilidades de ganar una medalla de oro, ni soñarlas. Sin embargo, Islas Fiji lo consiguió.

Pero he aquí que contra todas las posibilidades, el equipo de Rugby 7 de Fiji (un país formado por 333 islas y situado en el océano Pacífico al noroeste de Australia) consiguió ese milagro! Ganó la medalla de oro venciendo en la final por amplio margen al equipo del Reino Unido.

La falta de recursos económicos fue sustituida por la generosidad del entrenador de Islas Fiji que trabajó varios meses sin sueldo y de los jugadores de Rugby 7 quienes trabajan, unos como cortadores de caña, otros como botones en centros turísticos y alguno como carcelero.

El espíritu de equipo, la creatividad, la habilidad técnica y la condición física fueron parte de las bases para el triunfo, pero la fe y confianza en sí mismos de los jugadores y del entrenador fueron la clave para llegar a la medalla de oro.

El apoyo con recursos públicos no necesariamente resuelve todos los problemas, ni siquiera es condición indispensable para que un país obtenga muchas medallas olímpicas. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América (EUA) el gobierno no apoya directamente a los atletas olímpicos, esto lo deja en manos de las federaciones de cada deporte y a la iniciativa privada.

¿Qué hace que Rafaela Silva, una judoka brasileña despreciada en competencias pasadas por ser de raza negra y nacida en una favela, logre una medalla de oro en las Olimpiadas de Río de Janeiro?

¿Qué fortaleza interna tiene Yusra Mardini, la nadadora siria refugiada en Alemania, quien durante varias horas nadó con su hermana jalando la lancha que estaba a punto de zozobrar en el mar y que llevaba casi 20 personas para salvarles la vida? Ahora compitió con un equipo de atletas refugiados representando a 60 millones de personas que igual que ella han sido desplazados de sus hogares por la guerra. Aun cuando no ganó ninguna medalla, ya es una campeona!

Mo Farah, nacido en Somalia y nacionalizado en Inglaterra compitió en los 10,000 metros y en la carrera cayó al suelo quedando en los últimos lugares en ese momento, pero se levantó e hizo un esfuerzo extraordinario para llegar en primer lugar y ganar la medalla de oro! ¿Qué lo hizo reaccionar para ganar en lugar de darse por vencido?

¿Qué hizo Joseph Schooling, nadador de Singapur para ganarle a Michael Phelps los 100 mts. de mariposa? Cuando Schooling siendo niño era un admirador de Phelps que soñaba con ser como él.

Etenesh Diro de Etiopía, compitió en 3000 mts. con obstáculos pero tuvo un accidente al tropezar con otra competidora, se le salió un zapato y tras intentar ponérselo de nuevo, decidió desecharlo y corrió el resto de la carrera con un solo zapato. Llegó en séptimo lugar y los jueces decidieron clasificarla para la siguiente ronda por su valentía y decisión.

¿Qué sucede con los mexicanos? ¿Nos falta fe y confianza en nosotros mismos? Las historias de los migrantes que se han ido a EUA en busca de una vida mejor nos demuestran que somos capaces de correr riesgos, desafiar el peligro, jugarnos la vida para lograr un sueño! Las historias de atletas mexicanos que fueron a las Olimpiadas de Río prácticamente sin apoyo económico, emocional y psicológico, nos dicen que hay decisión, fortaleza interna, fe y confianza en sí mismos!

Somos capaces de creer en nosotros mismos, no sólo para ganar medallas olímpicas pero también para cambiar este país y acabar de una vez por todas con la corrupción y la violencia.

Porque al final de cuentas, como dice Santiago Pando: “Creer es crear”…

Autor: Rodrigo Diez de Sollano

Twitter: @DeSollano