• Este problema se asocia  al consumo excesivo de alimentos baratos, altos en calorías y bajos en nutrientes.

  • La deficiencia de nutrientes derivada de la injusticia social incide directamente en la mortalidad infantil.

 

México tiene un fuerte problema de Inseguridad Alimentaria (IA), pues 8.2 millones de hogares (lo que representa el 28.2 por ciento del total), tienen un nivel moderado o severo de este problema que se relaciona directamente con el deterioro de la salud y la aparición de enfermedades, explicó el  doctor Rafael Pérez-Escamilla, durante la conferencia magistral “Inseguridad alimentaria y riesgo de enfermedades infecciosas”, en el marco del XVIII Congreso Internacional Avances en Medicina, organizado por el Hospital Civil de Guadalajara.

Pérez-Escamilla, director de la Oficina de Prácticas de Salud Pública y profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale, dijo que la IA en el hogar se asocia con enfermedades crónicas como la diabetes tipo II, peor también con infecciosas. Este problema que se asocia  al consumo excesivo de alimentos baratos, altos en calorías y bajos en nutrientes.

Es un problema de injusticia social que se asocia con la pobreza. Hay relación entre ambos. En México las zonas rurales e indígenas tienen altos niveles de injusticia social. Todo esto nos preocupa porque la pobreza tiene relación con la Inseguridad Alimentaria y con la mala salud, la evidencia es cada vez más clara porque tiene un impacto consistente entre riesgos de depresión en madres, problemas psicoemocionales y pobre desarrollo social y académico de los niños”, detalló.

Para demostrar a los presentes muestras de los efectos catastróficos de la Inseguridad Alimentaria, debido a que lo órganos no obtienen la cantidad óptima de nutrientes, Pérez-Escamilla mostró impactantes fotografías, particularmente la de un niño de Indonesia de dos años  de edad, cuya córnea estaba a punto de quebrarse por deficiencia severa de vitamina A.

“Sabemos después de décadas de investigación —y miles de estudios— que hay evidencia contundente de que la desnutrición aumenta el riesgo de mortalidad y morbilidad de niñas y niños”, apuntó el especialista.

Detalló los cinco métodos para medir la inseguridad alimentaria: Hojas de balance que miden la estimación de calorías per cápita, encuestas de ingresos y gastos en el hogar costosas y con errores de medición,  encuestas de consumo, frecuencia de alimentos que detectan patrones y calidad de la dieta, antropometría para medir peso y talla, y estimaciones de las prevalencias de desnutrición crónica y aguda.

Sin embargo, dijo que la que mejor le ha funcionado es el método de experiencia de Inseguridad Alimentaria en el hogar a través de entrevistas sobre acceso a alimentos, pues es rápida y de bajo costo.