HUMANAS, por Lucero Circe López Riofrío

Durante los últimos 15 días en el estado de Michoacán se han presentado una serie de desapariciones y no localizaciones de mujeres adolescentes y jóvenes que fluctúan entre los 13 y 25 años, 13 mujeres para precisar, la respuesta de los Ministerios Públicos sigue siendo la misma de siempre “para que la buscan seguro se fue con el novio” tiene que esperar 72 horas y verá que aparece, “es más me la presenta cuando regrese”.

Lo más grave de estas respuestas es que no sólo las da el Ministerio Público sino un gran porcentaje de la población que cree innecesario buscarles, pero que si regresan se les debe regañar, castigar y agredirlas físicamente. Sin embargo, la experiencia nos ha enseñado que esperar las 72 horas ha tenido un resultado fatal mientras que cuando son buscadas antes de las 48 horas los resultados han sido alentadores porque las encuentran vivas.

He tenido la oportunidad de conversar con algunas de las familias de las mujeres que han sido asesinadas y al menos en cinco de ellas me comentaron que fueron al Ministerio Público y les dijeron que no podían recibirles la denuncia que esperaran hasta que pasarán dos días más y el resultado fue que sus hijas fueron asesinadas por personas cercanas en tres de los casos y en los otros dos fueron personas desconocidas, en ambos casos nadie fue detenido.

Los aprendizajes de estas conversaciones que aunque dolorosas han sido muy importantes porque eran hijas que tenían sueños, que apoyaban a sus familias, que pretendían consolidarse en sus trabajos y estudios, que les gustaba arreglarse, salir, disfrutar de la vida, como de su círculo de amistades, desafortunadamente había un factor importante para analizar y es que poco sabían de sus relaciones amorosas y emocionales, no sabían si estaban siendo violentadas emocional y físicamente por sus novios, esposos, amigos, desconocidos, en ocasiones las veían nerviosas y preocupadas, en el caso de una de ellas desde que tenía 12 años el presunto asesino la acosaba desde esa edad cuando él le llevaba 8 años más, hasta que la sedujo y la embarazó y cuando esto sucedió no quería casarse con ella por “puta y ofrecida”.

En todos esos casos no había denuncia ni tampoco el acercamiento de las familias para conocer a través del diálogo y la confianza que se establece cuando las madres y los padres fortalecen su relación con sus hijas, hay comprensión y respeto por su intimidad pero también hay límites, acompañamiento y mucho intercambio de información e ideas al respecto de diversos temas como la violencia, el consumo de drogas y el alcohol, el ejercicio de la sexualidad y la responsabilidad que conlleva el ejercicio de la reproducción, así como el amor en qué consiste y de qué se trata.

La invisibilización de la violencia es cotidiano, muchas más la violencia que enfrentan las mujeres cuando son adolescentes y jóvenes, la mayoría de las madres y padres de familia prefieren denigrar a sus hijas y les establecen de manera muy particular a las mujeres “que ellas son las que deben poner un límite con los hombres, que el hombre llega hasta donde la mujer quiere, que nadie puede hacerles daño si ellas no quieren, que ellas deben de llegar vírgenes hasta el matrimonio, que ellas no pueden emborracharse, que ellas no pueden ser agresivas, que deben ser señoritas siempre, que deben hacer las cosas por amor”, entre muchos otros mitos y tabúes que justamente las van colocando como mujeres que deben esperar a ser elegidas como dulces en una tienda.

Nadie absolutamente nadie habla de los hombres que sostenían una relación amorosa o sexual con sus hijas, nadie habla de quien era ese hombre que las violentaba, las controlaba vía celular y con ello las redes sociales amenazándolas con decirles a sus papás que ellas eran unas cualquiera, que tenían videos para enseñárselos a sus papás, para desprestigiarlas moral y socialmente, la responsabilidad siempre recayó en ellas nunca en ellos, nunca se habla de la dinámica que enfrentan los adolescentes y jóvenes, si están siendo violentos, porque si hay muestras de esa violencia, la rebeldía y desobediencia es algo que se les exija a los varones, siempre tienen que dar muestra de que son hombrecitos, si ya se iniciaron sexualmente, si ya se cogieron a no se cuentas chicas, si ya se pusieron su primera borrachera, si trae dinero o no, si tiene un carro o usa pistola, todas y cada una de las formas en que se demuestra socialmente que la virilidad y ser machito no es de palabra, se demuestra, independientemente si este es hijo de familia o estudia un doctorado o es el maestro de la escuela, o el obrero o albañil de la obra, siempre hay un paso de transición en los hombres que deben mostrarlo para ser respetados y eso muchas veces involucra a las mujeres a nuestras hijas.

Ante este conocimiento y necesaria investigación de ir conociendo que está pasando, y que casi nunca se circula como diálogo en la mesa de las familias ni de los medios ni de las escuelas, les comento que hace unos días me moleste mucho cuando una persona a la que quiero y respeto me dio sus razones por las cuales no circula fotos de niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas y no localizadas porque justamente piensa que eso pasa porque es voluntario porque son rebeldes y desobedientes y les gusta andar de calientes o bien porque se van a meter en líos porque circulan una foto en redes sociales y es que lo mejor que pudiera pasar es que esa adolescente o joven primero se le encuentre y si es que se fue con el novio, se le podría preguntar que están haciendo sus padres y madres para ella no tenga la confianza de decirles que está pasando y por qué hizo eso, nada mejor que tenerla viva para saber y comprender que necesitan las mujeres y los hombres jóvenes para prevenir la violencia y con ello los feminicidios.

Y ante el escepticismo, los datos que señalan que la violencia en el noviazgo ocurre en una relación amorosa cuando una de las personas abusa física, emocionalmente o sexualmente para dominar y mantener el control sobre la otra. De acuerdo a la Encuesta sobre Violencia en el Noviazgo (ENVIN 2007), 76% de los jóvenes mexicanos entre los 15 y 24 años sufrió episodios de violencia al menos una vez en el noviazgo. Sobre los motivos que ocasionan el enojo con la pareja, 41% de los hombres respondió que se molesta por celos; 25.7% porque su pareja tiene muchos amigos y 23.1% señala que su pareja se enoja de todo sin razón aparente. En tanto, 46% de las mujeres dijo que se molesta porque siente celos, 42.5% porque su pareja queda en algo y no lo hace y 35% porque considera que es engañada.