• 70 de cada 100 personas se ha contagiado de hepatitis alguna vez en su vida.

Ciudad de México, 27 de julio de 2019 (Notimex).- La hepatitis en México es una enfermedad de alta prevalencia y aunque su virus es muy frecuente, pasa desapercibido por ser asintomático, expuso el investigador de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Roberto Vázquez Campuzano, quien resaltó la importancia del lavado de manos y de la higiene en los alimentos.

El especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) refirió que en el país 70 de cada 100 personas se ha contagiado con este padecimiento alguna vez en su vida, mientras que en el mundo existen 350 millones de infectados y 70 por ciento no sabe que porta el virus.

Previo al Día Mundial de la Hepatitis, que se conmemora el 28 de julio, explicó que se trata de una enfermedad inflamatoria causada por una infección viral, ataca al hígado y se transmite por vía sanguínea o por contaminación fecal de alimentos.

Tras detallar que se conocen cinco tipos y al menos 20 variantes de este padecimiento, señaló que la mayoría de las personas se infectan entre los cinco y nueve años de edad, pero los indicios se presentan después de 20 años, cuando merma la capacidad funcional del hígado y es muy tarde para una cura.

El también director del Departamento de Enfermedades Emergentes y Urgencias del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) de la Secretaría de Salud subrayó que durante los años que las personas viven asintomáticas y pueden contagiar a cualquiera.

“Si el virus entra vía sanguínea es más eficiente porque va directamente al hígado, donde tiene receptores que le permiten infectar a los hepatocitos (células de ese órgano), entonces el funcionamiento del hígado comienza a alterarse y sus células mueren”, apuntó.

Aseveró que pese a que hace 10 años en México la prevalencia era de 98 y ha disminuido gracias a un sistema de vigilancia que se activó hace cuatro años, las hepatitis virales aún son un problema de salud pública en el mundo.

Indicó que luego del contagio, el paciente comienza a presentar síntomas como fatiga y anorexia, ictericia (tono amarillento del globo ocular y de la piel), además de materia fecal blanquecina y orina oscura, aunado a que si el virus es crónico, se desarrolla cirrosis o cáncer.

Cuando el contagio es vía fecal-oral, el virus se replica en el intestino, pasa al torrente circulatorio, llega al hígado y sólo produce inflamación, abundó Vázquez Campuzano, quien precisó que los virus tipo B y C se transmiten por sangre contaminada mediante el uso de objetos punzocortantes, piercings, instrumental mal esterilizado y drogas inyectables.

En tanto, añadió, las de tipo A y E se relacionan con la mala higiene, se transmiten vía fecal-oral porque los virus excretados en las heces de los infectados llegan al agua o a los alimentos.

Ante ello, el especialista destacó la importancia de comer en lugares limpios, lavarse las manos y evitar los mariscos crudos, que en su mayoría se alimentan de materia fecal libre en los esteros donde viven.