• Cada día debe ser un día nuevo, una expedición nueva, un niño que es feliz tiene más posibilidades de tener un crecimiento saludable

El respetar la rutina y mantener hábitos en el hogar es una manera sana de criar y tratar a un niño durante este periodo de aislamiento por la emergencia sanitaria que ha causado el Covid-19 o Coronavirus, explicó la Psicóloga Clínica Infantil, quien forma parte del equipo de la Coordinación de Acompañamiento Estudiantil de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), Lic. Verónica Pacheco Ortega.

Con la Celebración de Día del Niño, que los pequeños y grandes lo pasarán dentro del hogar, la psicóloga envió un mensaje a todos los pilares del hogar en el que los invitó a no esperar a que un festivo suceda para hacer de un día un día especial para alguien que se quiere.

“Esto aplica en los niños, cada día debe ser un día nuevo, una expedición nueva, un niño que es feliz tiene más posibilidades de tener un crecimiento saludable”, dijo. 

Lo anterior ayudará a mantener un equilibrio emocional tanto en el adulto como en el menor que están en casa. La experta exhortó a los padres, en estos momentos de encierro, a tener una apertura, flexibilidad y facilidad para ser abordados por sus hijos, sin olvidar que la disciplina con amor brindará límites y reglas que orienten a los niños a dónde dirigirse y cómo comportarse.

“Los niños perdieron su rutina y por lo tanto su estabilidad, un niño con rutina tiende a generar estabilidad. La pérdida de equilibrio puede presentarse o manifestarse de diversas maneras en los niños y esto puede influir en el estado emocional y por supuesto en las conductas de los padres.” dijo.

La Psic. Pacheco Ortega explicó que, durante el encierro, en los niños de uno a los cinco años pueden presentarse situaciones de berrinche, que es una manifestación de una crisis ya que no pueden comunicar de manera adecuada sus emociones, en este punto, dependerá el cómo los padres de familia aborden la situación, tomando medidas específicas para modular estas conductas, con paciencia y respeto, evitando caer en la sobre exigencia o en el polo opuesto que es la permisividad.

Esta respuesta llega al adulto y, por lo general, puede enojarse o perder la paciencia y surge un círculo vicioso donde el padre se desespera y no sabe cómo modular la situación de berrinche y el niño lo empeora.

La conducta inapropiada o no deseada del niño empeora, es importante evitar etiquetar a los niños, es mejor hablar de conductas a modificar.

“¿Cómo vamos a decirle las cosas a los niños? Un niño informado es un niño menos vulnerable; podemos hablar, transformar la información o explicarles a los niños con palabras que entiendan la situación, podemos explicarles con dibujos, colores y jugando”, añadió.

Un niño percibe la realidad de manera diferente a un adulto, siguió la experta, para ayudarlos a entender mejor lo que les rodea, podemos dibujar con ellos, usar colores, pinturas y más.

“En el tema del Coronavirus recomiendo decirles en qué consiste y su peligro y la razón de estar encerrados. Hay que hacerlo sencillo, establecerles las reglas de cómo actuar; brindar información real, pero al nivel del niño”, detalló.

Por otro lado, si el niño pierde el control, la experta recomienda a los adultos a mantener la calma y a dar indicaciones e instrucciones a un niño con las siguientes características: corroborar que el mensaje llegue al niño por los tres canales posibles, visual, auditivo y kinético, de manera que, los padres se coloquen al nivel físico del niño, especifiquen cuál es la conducta no deseada y determinen la conducta que sí se espera realicen; es indispensable que el mensaje sea transmitido de manera clara, firme y audible, evitando gritar.

 Esto consiste en que el adulto debe ponerse al nivel físico del niño, donde su mirada lo abarque y al hablar, dar una indicación clara, firme y sin gritar, sí con un tono audible, evitar asustarlos, solo asegurando que el mensaje sea captado.

Paciencia y control

Una de las primeras habilidades que se recomienda desarrollar en estos momentos son paciencia y disciplina. Éste, remarcó la experta, es un momento para desarrollar estas cualidades y valores únicos en el ser humano.

“Se recomienda desarrollar en el adulto, a su vez, la regulación de las emociones, sin duda se requiere de paciencia y disciplina, recordemos que nadie da lo que no tiene. El niño ve a sus personas de seguridad como sus pilares (padre, madre, abuelo), quien sea la autoridad para él, si está en desequilibrio, el niño entrará en desequilibrio”, estableció.

Además, recomendó mantenerse en balance, ni permisivo ni autoritario, ser democrático, colaborativo, permitirles desarrollar habilidades. Ser guía y apoyo en sus tareas evitando resolver sus responsabilidades, ser acompañantes en el proceso de su independencia evitando ser condescendientes; promover independencia dentro de la casa, establecer responsabilidades como: recoger sus juguetes y mantener una rutina del hogar.

Rutina y aprendizaje

En el tema de la rutina, es importante mantenerla en la vida del niño y promover hábitos de alimentación, higiene y sueño saludables, no sólo para los niños, sino para personas de todas las edades.

“Si no se tienen estas necesidades cubiertas tendrán alteraciones conductuales. Lo mismo pasa con los pequeños. Los niños manejan y muestran las emociones de manera diferente, no tener una rutina y hábitos, tendrá como resultado un comportamiento inadecuado del niño. El niño no sabe autorregularse, por eso el adulto es importante que lo modele, señaló.

Luego, la experta expuso que los niños aprenden mejor con el juego, si se desea enseñar un tema en particular, es importante trabajarlo con juegos y estos pueden ser variados ya que ellos quieren explorar y son curiosos por naturaleza.

Por lo tanto, se pueden crear juegos que impliquen la creatividad “en los niños de uno a ocho años, los juegos psicomotores son importantes, mantenerlos en movimientos con periodos cortos de relajación”.

El desarrollo psicomotor es importante, la tarea del adulto es proveer de espacios, tiempo y materiales para dicha acción, asimismo, procurará de momentos de relajación.

La psicóloga apuntó que los juegos tradicionales, como carreras, escondidas, stop, congelados, enanos y gigantes, entre otros promueven el desarrollo de habilidades sociales, así como el incremento de la tolerancia a la frustración, estableciendo reglas y haciéndolas cumplir aprendiendo valores y conceptos como, competencia sana, el ganar y perder, justicia, esperar turnos, etc.

Otra recomendación es tener momentos o juegos de movimiento y tranquilidad; por ejemplo, bailar y cantar a diversos ritmos, música bailable, y escuchar música en calma, como la instrumental.

“Pueden grabarlos cuando bailen y reproducir el video para que el niño ría, la risa es indispensable para el desarrollo del niño y los adultos, ayuda al aprendizaje, nivelación del estrés y vinculación”, describió.

Alimentación y sueño

La Psic. Pacheco Ortega afirmó que los hábitos son importantes en la vida de los niños y entre estos, la alimentación y el sueño juegan un papel relevante en su vida, y en la de cualquier humano, y recalcó que seguir un orden en la vida diaria da estabilidad a las personas.

“Hay cinco momentos de alimentación en el día, desayuno, comida, cena y dos colaciones, esto para que nuestro cuerpo pueda realizar diversos procesos de manera adecuada, como la memoria, lenguaje, pensamiento, atención y creatividad. El hábito de una sana alimentación, es importante en los niños, evitemos darles alimentos con azúcar antes de dormir”, comentó.

Luego, advirtió acerca del uso excesivo de tecnología en los niños y el no emplearla de manera inadecuada. En los niños menores de tres años, no es recomendable que estén expuestos a estas herramientas tecnológicas; después de los tres años, pueden usarse manera paulatina, regulada y supervisada.

Realizar una planeación semanal de actividades diversas para los niños ayudará a los padres a disminuir la sensación de angustia o presión del no saber qué hacer.

“Una realidad es que los padres las usan para entretenerlos; si lo hacen, recomiendo que no lo hagan más de una hora por día y al menos dos horas antes de dormir. Lo anterior tiene impacto a nivel cerebral y puede causar alteraciones en diferentes áreas, principalmente en el sueño y la conducta”, concluyó.

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