Aguascalientes, Aguascalientes. 10 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Adrián Bonilla Petriciolet, profesor investigador del Instituto Tecnológico de Aguascalientes (ITA) —que pertenece al Tecnológico Nacional de México (Tecnm)—, ha desarrollado un filtro para agua a partir de desechos textiles, el cual tiene capacidad de absorber metales, entre ellos el arsénico (As).

Al respecto, comentó en entrevista: “La industria textil, y en particular el proceso de lavado de la mezclilla, implica que la mezclilla se somete a un tratamiento que le llaman stone washing, que es lavado con piedra. Lo que hacen es ponerla en una solución junto con piedra pómez, y por el mismo movimiento del fluido, lo que está ocasionando es que la piedra pómez termina desgastando la mezclilla, y ese es el acabado que le da. Al retirarla se queda un lodo que contiene fibras de algodón cargadas con otro tipo de reactivos, entre ellos colorante, y residuos de lo que es la piedra pómez, principalmente óxido de silicio”, indicó.

Ese residuo representa un problema para la industria textil, pues tiene que disponerse del mismo como un desecho peligroso, ya que es considerado inflamable por la cantidad de algodón que contiene, ello implica que para deshacerse del mismo se debe llevar a cabo un proceso especial, lo cual conlleva un gasto adicional. Por lo anterior, se presentó un proyecto para utilizar ese material en aplicaciones ambientales.

“En particular, el material se usó para remover materiales pesados, sin ningún tipo de tratamiento, tal y como venía, se utilizó para remover plomo, cadmio, níquel, zinc y cobre, que son metales generados por la industria metalmecánica aquí en Aguascalientes, y fue efectivo”, señaló.

Bonilla Petriciolet apuntó que ese mismo residuo, cargado con los metales, fue probado para remover arsénico, que es un metal presente en el agua de Aguascalientes y otros estados del país, y también resultó efectivo. Sin embargo, una desventaja del material es que al contener algodón y entrar en contacto con el agua, existe la posibilidad de que genere y, posteriormente, libere algunos microorganismos.

“Entonces lo que se hizo al filtro fue un tratamiento del material íntegro y producirlo en carbón activado. Las ventajas del carbón activado son que tradicionalmente tiene propiedades fisicoquímicas más estables y, a fin de cuentas, podríamos eliminar la situación de que fuera activo microbiológicamente hablando, es decir, que al entrar en contacto con el agua no se desarrollaran microorganismos o reducir esa condición”, explicó.

Para lograrlo, se llevó a cabo un tratamiento térmico, y como resultado de ese proceso se obtuvo carbón activado, que se utilizó para remover diferentes contaminantes, entre ellos el arsénico, para obtener así un material que tiene una capacidad de absorción similar a la de otros materiales disponibles en el mercado nacional. La característica que permite remover metales a partir de este residuo textil se debe al óxido de silicio que se desprende de la piedra pómez, que genera interacciones que favorecen la remoción del arsénico y otros metales.

“Tiene una desventaja, como estás hablando de fibras, el problema cuando lo tratas térmicamente es que te queda una estructura rígida, pero es un poco endeble, entonces su infraestructura física no es tan fuerte, pero sí puede ser utilizado para elaborar filtros”, apuntó.

Para concluir, el profesor investigador del ITA mencionó que la ventaja de este proyecto es que a partir de un residuo que generaba un costo se obtuvo un producto que tiene posibilidades de comercializarse, toda vez que su síntesis resulta muy sencilla, pues solo se requiere de un lugar donde se pueda calentar el material a temperaturas superiores a los 600 y 700 grados Celsius y tener ausencia de oxígeno.