• Esperan condiciones similares para 2020, afirma especialista de la Universidad de Guadalajara.

La época de canícula fue más agresiva este año debido al efecto de “El Niño”, que favoreció un incremento en el número de días en el que se presentó sequía durante el verano, dijo el investigador del Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), doctor Jaime Alcalá Rodríguez.

El especialista en agrometeorología, quien ofrecerá una conferencia como parte del programa los Viernes de Ciencia en el IAM, este viernes 27 de septiembre, a las 19:00 horas, en el instituto; agregó que, además de los efectos de este fenómeno climatológico, el planeta atraviesa por ciclos solares bajos que agudizan los periodos secos.

“La cunícula significa día sin lluvia, y es una condición normal que se presenta todos los años. La única diferencia es que cuando es Año Niño se presenta en mayor número de días que cuando es Año Niña. En estos momentos estamos bajo la influencia de El Niño, y la canícula se presenta en mayor número de días. Y para sumarle más, estimamos un ciclo solar bajo, lo que favorece que estos eventos de El Niño vengan con mayor violencia; esto complica más la situación para todos”, subrayó Alcalá Rodríguez.

“Si vamos a los registros de precipitación, este año fue malo, hubo poca lluvia, pocos días sin lluvia y otros con tormentas muy fuertes, pero no compensa, las plantas no pueden asimilar el agua que cae en un solo día, y eso puede ocasionarles daño”, expresó.

Explicó que la canícula no significa que haya días más calientes, sino que las temperaturas elevadas prevalecen durante más horas durante el día. El periodo normal de canícula dura cerca de 50 días a partir de la primera quincena de julio, es decir, tres semanas de este mes, agosto y parte de septiembre, aunque este periodo puede extenderse más.

Entre las consecuencias de una canícula prolongada están los golpes de calor para las personas, caracterizados por dolores de cabeza, deshidratación, diarrea y vómito, así como la pérdida de cultivos y, por consiguiente, de alimentos de consumo humano que suelen escasear o encarecerse, afectando la situación económica de la población.

“Perjudica mucho a todos los sectores, porque hay trastornos en las condiciones climáticas normales y eso se ve reflejado en una disminución de los productos alimenticios. Esta falta de agua en periodos tan críticos favorece una disminución de los rendimientos y las cosechas se pueden perder totalmente”, indicó el investigador, quien cada año realiza un estudio de la sequía del medio verano.

Alcalá Rodríguez adelantó que para el próximo año se esperan condiciones similares a las de 2019, aunque más severas respecto a la canícula.

“El próximo año se prevé que la canícula sea similar a este año con probabilidad de que sea más seco, porque se pronostica que el temporal también sea seco, y si es así, también se prevé que sean más días de lo normal, y tanto la gente como las plantas están propensos a sufrir daños”, aseguró.

El universitario recomendó algunas medidas preventivas para que tanto la población como los productores hagan frente a este periodo del medio verano, que puede tener consecuencias graves para la salud.

“La Secretaría de Salud puede implementar campañas para dar sueros orales, que los niños no hagan actividades cuando está el sol a plomo, que tomen suficientes líquidos, y dejar las actividades en la calle durante las horas de más calor, que es el mediodía; en el campo se debe de hacer la preparación de los suelos para que puedan controlar la sequía, arropar la humedad, además de tener semillas resistentes a la sequía”, concluyó Alcalá Rodríguez.