• El Sapo de Cresta come insectos, principalmente mosquitos, como los transmisores de Zika, Chikungunya y Dengue-

Puebla, Puebla. 5 de octubre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Como una estrategia para evitar la extinción del sapo de cresta (Incilius cristatus), especie endémica de México, el maestro José Alfredo Hernández Díaz, curador de anfibios y reptiles del parque Africam Safari en Puebla, ha desarrollado programas de reproducción en cautiverio para salvaguardar estas especies.

Hernández Díaz es egresado de la carrera de biología por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) y cursó un posgrado en la Universidad de los Andes, Colombia, en biología evolutiva con especialidad en anfibios.

De acuerdo con censos realizados en 2009, el sapo de cresta tenía una presencia de 68 individuos adultos, registrados solo en Puebla, específicamente en la comunidad de Xocoyolo, en el municipio de Cuetzalan, mientras que en Veracruz no se conocen poblaciones viables.

Entre las razones para este descenso en las poblaciones del sapo de cresta, el maestro Hernández Díaz, mencionó la contaminación generada en los ríos, así como la deforestación para dar paso a cultivos de café y zonas ganaderas.

“La especie se describió originalmente en Teziutlán, Puebla, una ciudad con crecimiento textil. Esta industria genera contaminantes que van a dar al río y los anfibios desgraciadamente son especies muy sensibles a la contaminación, además de que necesitan del río para reproducirse ya que ahí ponen sus huevos. La especie está extinta en Veracruz, lo que ocurrió allí es que el bosque mesófilo de montaña, que es su hábitat, fue reemplazado por sembradíos de cafetales y campos ganaderos, lo que provocó que se quedaran sin refugio”.

El sapo de cresta

En 2012, el maestro Alfredo Hernández se dio a la tarea de emprender acciones para el rescate de esta especie en la Sierra Norte de Puebla. El trabajo inició con algunos ejemplares que habían sido colectados dos años antes y llevados a las instalaciones de Africam Safari.

Seis meses después de adecuar los terrarios para los sapos, se logró la reproducción de la especie en cautiverio por primeva vez. Esto ocurre normalmente a finales de octubre y principios de noviembre cuando termina la época de lluvias, pero en los terrarios de Africam Safari se han observado hasta dos eventos por año: uno en diciembre y otro entre abril y mayo.

 

“A partir de la reproducción en cautiverio hemos logrado aumentar el conocimiento acerca de la biología de la especie, principalmente el tamaño de la postura, es decir, el número de huevos que ponen, el cual oscila entre 800 y mil, así como el tiempo que tardan en depositarlos que puede ser hasta seis horas. Además hemos registrado el tiempo que tarda el huevo en eclosionar, un promedio de cuatro días, algo muy diferente a otras especies de anfibios, en las que el renacuajo se lleva hasta 15 días en salir del huevo”.

Con la reproducción en cautiverio también se incrementó el conocimiento sobre el desarrollo de los renacuajos, incluyendo el tiempo para complementar la metamorfosis, un mínimo de 40 días. También se ha podido estudiar cómo afecta el número de renacuajos que se tenga por cada acuario en la duración de la metamorfosis, así como las tasas de crecimiento y el tiempo en alcanzar la madurez sexual.

Liberación de ejemplares 

Este proyecto ha logrado la liberación de 861 ejemplares, recordando que la tasa de mortalidad de las crías es alta. Su incorporación a la vida silvestre es a partir de los seis meses de edad, cuando aún el sapo es muy pequeño, con tan solo un gramo de peso. La idea, señala Hernández Díaz, es que los animales no se acostumbren a estar en cautiverio sino que se integren lo antes posible para que puedan estar expuestos a los peligros y riesgos naturales que les permitan adaptarse al medio silvestre.

“Todos los animales que son liberados tienen que pasar por un protocolo. Se les hacen exámenes médicos, con los que se buscan parásitos intestinales, comparando las cargas parasitarias entre los animales cautivos y silvestres para verificar que sean similares. Además se les realizan tratamientos preventivos contra quitridiomicosis para garantizar la liberación de animales totalmente sanos (…) El objetivo es que los animales cautivos tengan las condiciones lo más parecidas al hábitat. En su dieta, por ejemplo, se les alimenta con varias especies de insectos vivos para que desarrollen la habilidad de capturar sus presas. Sabemos que la tasa de mortalidad de las crías es alta para esta especie, pero es algo que nosotros no podemos ni debemos controlar”.

Hernández Díaz estimó que de las 861 liberaciones, aproximadamente 10 por ciento sobrevive, es por eso que se busca que cada año haya este tipo de eventos. Indicó además que para hacer las mediciones adecuadas sobre la eficacia del programa, cada individuo va marcado para su reconocimiento posterior.

El biólogo recuerda que existían dos preocupaciones: una que no lograran sobrevivir y la otra que encontraran el sitio y el momento adecuados para la reproducción, pues durante todo el año se la pasan escondidos en el bosque y hay una distancia alrededor de tres kilómetros entre el río y el inicio del bosque.