BIOECONOMUNDO, por Rodrigo Diez de Sollano

La inminente expulsión de los Estados Unidos de América (EUA) de miles o tal vez millones de inmigrantes indocumentados, la mayoría de origen mexicano, ha generado una amenaza y al mismo tiempo una oportunidad para México.

Si los migrantes que regresan a México encuentran sus lugares de origen en la misma (o quizá peor) situación que cuando salieron de ahí rumbo a EUA, la amenaza se volverá realidad en el escenario pesimista, al tener miles de personas sin trabajo, sin ingresos y a merced del crimen organizado.

Las autoridades más cercanas a los migrantes, como son los ayuntamientos y específicamente los presidentes municipales abandonados a sus propias fuerzas por las autoridades estatales y federales, disponen de muy escasos medios para enfrentar esta situación, en ciertos casos son rebasados por los criminales quienes se convierten en las autoridades de facto.

Por otra parte la iniciativa privada privilegia las inversiones en regiones que les brindan facilidades para instalar sus empresas y cuentan con infraestructura pública, carreteras, electricidad, comunicaciones electrónicas de alta velocidad, hospitales, escuelas, zonas habitacionales, etc. y difícilmente van a instalar una grande o mediana empresa en áreas alejadas de estos servicios.

Ambos elementos (la limitación de apoyos con recursos públicos y las inversiones del sector privado focalizadas en ciertas regiones) generan un círculo vicioso que provoca desempleo, malestar social y es caldo de cultivo para el crimen organizado y no-organizado en las regiones más atrasadas. Por lo anterior es urgente para México y es tarea fundamental para toda la nación para conservar la paz social, la creación de empleos de calidad que ayudarán a romper ese círculo vicioso.

¿Cómo crear empleos en regiones expulsoras de migrantes?

Una posibilidad es la “agricultura protegida”, es decir bajo invernaderos y/o macro-túneles que permiten producir en climas desfavorables y en diversas épocas del año. Este tipo de producción requiere de altas inversiones por hectárea y necesita de mucha mano de obra, tanto en campo como en la selección y empaque de los productos y al mismo tiempo ofrece a los inversionistas la posibilidad de altas utilidades económicas, lo cual a su vez permite generar empleos bien remunerados.

También es posible el procesamiento de productos del campo para darles valor agregado creando productos de segunda y tercera generación tales como aceites esenciales, vitaminas, alimentos especiales para diabéticos, para personas de la tercera edad, etc.

Otras alternativas para crear empleos en regiones expulsoras de migrantes son la construcción y operación de sistemas de energía renovable, los proyectos de ecoturismo y de turismo cultural, etc.

¿Cómo financiar estos proyectos?

Además de las inversiones de recursos privados, México cuenta con organismos como Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero, que otorgan créditos para este tipo de proyectos.

Por otra parte se encuentran el Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO) y el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES) que proporcionan subsidios parciales para complementar la inversión privada y hacer económicamente viables los proyectos.

Pero más que todo, se requiere espíritu emprendedor para superar los obstáculos para generar proyectos porque ante los retos que tiene México es urgente que los mexicanos saquemos lo mejor de nosotros mismos para enfrentarlos.