Por Abelardo Navarrete

Y cada persona tiene su pedazo de historia. El domingo por la noche, la entrega del Óscar a lo mejor del cine desde el punto de vista de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, escribió el nombre de cuatro latinos, dos de ellos mexicanos por El Renacido, que ayudaron a un actor que luchaba por conseguir la estatuilla desde 1994, cuando fue su primera nominación, como mejor actor. Los otros dos fueron chilenos.

Se trata de ese personaje, Leonardo Di Caprio, al que no le gustan las mexicanas, al menos así lo aseguró en una declaración hace varios ayeres, irónico que haya sido de manos de mexicanos, Emmanuel Lubezki y Alejandro González Iñárritu que alcanzara esta meta, pero El Renacido no es el punto central de lo que ahora me tiene escribiendo estas líneas, más bien, es algo más profundo y es que al momento en que recibe el preciado galardón, aprovechó el micrófono, la atención, los reflectores, las miradas de miles de personas que seguíamos la transmisión en vivo, para enviar un mensaje directo, duro, pero franco, de preocupación, al respecto de lo que vivió mientras se rodaba la película que lo hizo ganador.

Varios temas tocados en los pocos minutos que habló Di Caprio lo hizo fuerte, contra empresas y mandatarios que dan importancia a cualquier clase de banalidades, sin mirar los efectos nocivos que el hombre hace a su propia casa, esas situaciones que han provocado que la producción de “el renacido”, debiera cambiar las locaciones de su rodaje a la zona más al sur del continente, en Argentina, en vez de concluirla en Canadá, porque la nieve se había derretido y no se cumplían las condiciones de filmación de El Renacido.

El cambio climático es un aspecto relevante que debe estar en la agenda de todo aquel que desee preservar un tanto, de lo muy poco de vida que estamos dejando en este mundo, haciendo un llamado urgente a las naciones para que encuentren y apliquen un remedio que solucione lo que acontece en el planeta, que lanza gritos de dolor, sin que la gente se detenga tan sólo por un momento a tomarle importancia a lo que sucede alrededor.

De pronto, se dice que el 2015 fue el año más caluroso y nadie se pregunta qué habré hecho yo para provocar que esto, esté pasando. Todos tienen una ligera idea de lo que se debe y puede hacer para contribuir a que este problema no avance, pero pareciera que nadie recuerda que son esas pequeñas acciones las que pueden hacer grandes cosas, la solución está en usted amable y apreciable lector que hoy quiere leer y lo hace.

Escribir cualquier cosa que es una percepción particular, tal vez no sirva de mucho, a lo mejor no sirve de nada, pero si sólo por un momento detiene sus pasos y uno sólo atiende a realizar una pequeña tarea diaria, entonces no habrá sido en vano.

El futuro está en nuestras manos, detengamos en cambio climático, usando energías alternativas, el transporte público, separando basura, haciendo compostaje, reciclando, apagando la luz o usando focos ahorradores, reusando recipientes, cuidando el agua, todo es muy simple y como escribí antes, depende de nosotros.

¡Hasta la próxima!