• Mientras los contagios por el Covid-19 siguen en aumento ya se empieza a entrever una crisis económica de grandes proporciones. La situación se podría complicar más en México, donde la economía no estaba en su mejor momento cuando apareció el virus. 

Mientras los gobiernos de los países continúan luchando contra el brote del coronavirus Covid-19, otra pandemia comienza a dejarse sentir en el mundo: la crisis económica. Como suele ocurrir con este tipo de fenómenos, la crisis ya tiene nombre: el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha bautizado como el Gran Confinamiento a la recesión mundial que comienza a sentirse como consecuencia del parón en la producción y el consumo.

En México ya comenzaron a aparecer los primeros síntomas. De acuerdo con una encuesta del periódico El Financiero 71 por ciento de los mexicanos prevé que habrá un impacto en la economía familiar, mientras que 85 por ciento espera que haya afectaciones en la economía del país. 

Harum Chávez Gutiérrez, coordinador de la Licenciatura en Mercadotecnia del ITESO, toma como ejemplo el ramo turístico. El académico señala que de acuerdo con  la Organización Mundial del Turismo el año pasado hubo un movimiento de mil 400 millones de viajeros.

Para este año, por las medidas tomadas en el orbe para contener el coronavirus, se espera una disminución de entre 30 y 40 por ciento, lo que representa “una regresión de entre cinco y siete años en la industria”.

La consecuencia, añade Chávez, activa una cadena de afectados que pasa por las aerolíneas, los hoteles, los proveedores y, por supuesto, los empleos de todos estos ramos. “Lo macro está conectado con lo micro”, dice Chávez Gutiérrez. 

Siguiendo con los porcentajes, Luis Raúl Rodríguez, académico de la Escuela de Negocios ITESO, señala que las estimaciones más moderadas consideran una caída económica de 6 por ciento, mientras que, añade, “hay otras más drásticas que hablan de 8 por ciento o más. El mejor escenario prevé una situación similar a lo que pasó con la influenza A H1N1, pero todavía falta mucho por verse”.

El profesor del ITESO explica que una de las debilidades del llamado modelo Centinela —implementado por el gobierno federal para medir los casos de Covid-19 en el país— es que no ofrece información completa, ya que no registra todos los casos. Esto, más la ausencia de una vacuna que apoye en la prevención, hace que sea muy difícil prever cuándo se podrá volver al estado normal.

“El problema más grave es que en esta crisis nadie se queda sin repercusión. Todo mundo está impactado porque la actividad económica se redujo”, añade. 

El Gran Confinamiento agarra mal parado a México, que ya venía registrando una caída en el aspecto económico desde el año pasado. Luis Raúl Rodríguez explica que “estaba cayendo la inversión pública y la privada, estábamos en el inicio de una crisis y luego se vino este tema que hará que el impacto sea más fuerte”.

Harum Chávez afirma que también habrá una caída en las remesas que envían los connacionales que trabajan en el extranjero, mayormente en Estados Unidos, lo que significará una caída en los ingresos de miles de familias.  

Un aspecto que complica la situación es que priva la incertidumbre. Esto, dice el coordinador de la Licenciatura en Mercadotecnia, hace que “ni siquiera sea posible calcular los riesgos. No es posible calcular cuándo va a terminar la contingencia y lo cierto es que en un panorama incierto las personas tienden a actuar irracionalmente”. 

Si conocer la historia sirve para no repetir los errores del pasado, es momento de voltear a ver otra crisis que sacudió los mercados de todo el mundo: la Gran Depresión de 1929. Hay quienes calculan que el daño del Gran Confinamiento será equiparable con el que dejó aquella crisis.

Luis Raúl Rodríguez señala que en esa ocasión la crisis se vio agravada porque la reacción de muchos países fue cerrar sus economías y añade que sería un gran error repetir esa estrategia.

¿Cuánto impacto habrá en esta ocasión? “Depende de cómo reaccionen los gobiernos de los países. Lo mejor sería que no se pongan barreras comerciales, eliminar los aranceles, liberar los mercados para que se muevan. Si los gobiernos se cierran, lo que van a hacer es que la economía se quede pequeña”. 

Para el profesor de la Escuela de Negocios del ITESO la situación desatada por el Covid-19 deja una serie de aprendizajes relacionados con tener un mejor cuidado como personas. Señala que, por ejemplo, en México el número de personas hospitalizadas menores de 60 años es muy alto y que es producto de la  obesidad, diabetes e hipertensión y enfermedades relacionadas con el estilo de vida.

También es necesario tomar mejores decisiones individuales en el aspecto de la educación alimentaria. Finalmente, el mayor aprendizaje tiene que ver con “dejar que la ciencia dirija las políticas públicas. México perdió tiempo valioso. Necesitamos mejores científicos tomando decisiones”. 

Harum Chávez afirma que “todos somos corresponsables” de encontrar alternativas para sortear la crisis. “Desde el gobierno, que debe tener visión para focalizar los apoyos en los grupos vulnerables y en las micro y pequeñas empresas. No podemos dejar que mueran porque se pierden empleos”.

Otra tarea importante, dice Chávez, es dar certezas a la población y combatir la incertidumbre con información. “Hay que poner a la gente en perspectiva: esta, como toda crisis, tuvo su principio y tendrá su final”.

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