POR BRENDA OROZCO

¿Alguna vez tu pareja te ha pedido eliminar a una persona de su lista de amigos? ¡Bienvenido al 12% de usuarios de Facebook que recibió esta orden petición!

Bajo la premisa de “Love is in the web”, los últimos años se han caracterizado por el uso de la red -y cualquier herramienta que ésta ofrezca- para investigar un poco (o un mucho) a la persona que nos gusta, con la que estamos saliendo o que visualizamos como futuro pretendiente. ¿Para qué ir al bar si puedes ubicar en Swarm quién está cerca?

En un lejano 2005 se creía que las relaciones virtuales eran para “desesperados”, es decir aquellos que no encontraban pareja, sin embargo, en la actualidad es una manera muy común de socializar, de contactarse, de intimar y ¡ojo! Decir “común” no implica necesariamente algo bueno. Un usuario promedio pasa más tiempo socializando en las redes que cara a cara y prefiere utilizar los medios digitales que contactar de frente a las personas. Eso sin contar a los que  exageran o mienten sobre sus conquistas o flirteos en las redes.

Recordemos que en las redes mostramos lo que deseamos que los demás conozcan y los usuarios (en especial nuestros jóvenes y adolescentes) están expuestos a caer en una simulación, a enamorarse de un perfil o de un nombre en una pantalla.

Ya sé que los tiempos han cambiado y que las relaciones evolucionan, pero no podemos descuidar las señales que indican que algo no anda tan bien. Los celos,  inseguridad, acoso y las confusiones en la vida virtual también son violencia y también se deben combatir con el mismo ímpetu.

Las conductas más frecuentes asociadas a las parejas y al uso de redes sociales son celotipia, acoso virtual (los famosos stalkers, pues), la necesidad de popularidad (y en consecuencia, celos), baja autoestima y en general una percepción negativa de la relación, casi siempre ligada a la popularidad de uno y a la inestabilidad emocional del otro.

Tal parece que la felicidad de las parejas se encuentra en la capacidad de ignorar los perfiles de cada uno.

Aunque no todo es negro y gris. Como aspectos positivos de una relación web puedo señalar que pueden ayudar a eliminar ciertas conductas como la timidez o el miedo al rechazo y facilitar el que personas desconocidas establezcan lazos fraternales profundos. También ayuda mucho al acercar a parejas que están en ciudades o países diferentes, a compartir momentos familiares o atesorar momentos en pareja.

Si bien, etiquetarse mutuamente, postear en el muro del otro, hacer una mención en un cursi tuit o poner lindos filtros en la foto resulta romántico, no debe sustituir el abrazo cálido, el hombro generoso y la dulce palabra. Finalmente, la tecnología es para enriquecer la vida que ya tenemos, no para mermar la poca salud mental que le queda a este mundo convulso.

POSTDATA

Ruin e infame resulta el actuar de algunos perfiles y fan page que obtienen sin permiso fotos de jóvenes para usarlas como espectáculo. Espero sinceramente que nadie violente su integridad como ellos lo hacen diariamente, porque es incalculable el daño que causan.