• Por José Soldado

En nuestro país como en el resto del mundo la irracionalidad es un acto criminal, el desborde de los límites, donde la muerte de civiles y miembros de la policía, el ejército y la marina nos atestan de cólera e indignación. Los delincuentes son máquinas pequeñas pero violentas debido a una falta de valores y deshumanización que día a día va permeando su mentalidad y conducta.

La delincuencia es un aspecto que aqueja de manera creciente a la sociedad mexicana, es por eso que ha surgido el sentimiento de desconfianza hacia las autoridades encargadas de mantener el orden. Este sentimiento se ha originado posiblemente debido a algunas conductas delictivas o antisociales asociadas al consumo de alcohol en las calles, asaltos, vandalismo en casas habitación o negocios, disparos, venta o consumo de drogas y pandillerismo.

De acuerdo con la “Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU)” realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su último levantamiento de junio 2017, obtuvo que los índices de percepción que mantienen los ciudadanos sobre la disminución de la inseguridad, no es muy alentadora, debido a que 36.4 por ciento de los encuestados asegura que continuará “igual de mal”, mientras que el 36.7 por ciento menciona que la situación “empeorará”.

Sin embargo, existe otro punto de vista por parte de los ciudadanos, respecto a las fuerzas armadas; debido al desempeño del ejército mexicano que va de un 79.5 por ciento en septiembre de 2016 a 82.4 por ciento en junio de 2017, lo que podemos traducir en la apreciación del esfuerzo que realizan las tropas castrenses en el desempeño de sus labores y funciones en todo el territorio nacional.

La delincuencia se da en todos los países del mundo, sin embargo, muchos mexicanos que son víctimas de este mal, no denuncian por temor, siendo una de las causas por las que la violencia e inseguridad no pueden ser sancionadas.