Ciudad de México, 17 de junio de 2019 (Notimex).- La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en México (FAO) aseguró que la desertificación es una compleja amenaza medioambiental que irrumpe en el ámbito socioeconómico, causa muertes y desplazamientos humanos, más que cualquier otro desastre natural.

En su mensaje, el representante de la FAO en México, Crispim Moreira, afirmó que se puede neutralizar la degradación de las tierras mediante la búsqueda de soluciones con la firme participación de la comunidad y cooperación de todos los niveles.

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, precisó que esta fecha es una oportunidad para recordar que se pueden tomar acciones para revertir la desertificación, que se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas y zonas secas que cubren un tercio de la superficie del planeta, así como a la sobreexplotación y al uso inadecuado de la tierra.

Señaló que la pobreza, la inestabilidad política, la deforestación, el sobrepastoreo y las malas prácticas de riego también afectan de forma negativa la productividad del suelo.

Indicó que en el 25 aniversario de la adopción de la Convención de las Naciones Unidas contra la Desertificación, en este 2019 se ponen en relieve los progresos globales en materia de gestión sostenible del suelo, y representa una fecha para mirar al horizonte de los próximos años, en los cuales se espera detener la degradación de la tierra en todo el planeta.

Recordó que la campaña de este año gira en torno al lema “Construyamos el futuro juntos” que se celebra cada 17 de junio con el objetivo de concientizar acerca de las iniciativas internacionales para combatir ese fenómeno.

“Hablamos de una compleja amenaza medioambiental que irrumpe con fuerza en el ámbito socioeconómico causando muertes y desplazamientos humanos que cualquier otro desastre natural”, destacó.

“Frenar la degradación de nuestros suelos mediante la rehabilitación de tierras, la expansión de terrenos gestionados sosteniblemente y al incremento de iniciativas para la reparación de terrenos, es una de las principales vías a su mayor capacidad de adaptación y un mejor equilibrio ecológico”, señaló.

Comentó que las actividades de usos de suelos representan casi el 25 por ciento de las emisiones globales del dióxido de carbono (CO2) por lo tanto las mejoras en este sector y las del uso sostenible de las tierras son fundamentales para ayudar a combatir el cambio climático.

Crispim Moreira anotó que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó en 2014 los resultados preliminares del mapa de razón de suelo en México que muestran que cerca del 55 por ciento del territorio nacional está afectado por el uso de energía hídrica y eólica.

Manifestó que en el país la FAO junto con el gobierno federal, estados y con el financiamiento del Fondo Global para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés) trabajan para lograr ese cometido, a través del proyecto que llamamos la Programa de promoción de manejo sostenible de la tierra (ProTierras).

Comentó que desde 2016, a través de la Comisión Nacional Forestal, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), y otros aliados, sobre todo sociedad civil, se impulsa un modelo de desarrollo rural-territorial en más de ocho mil hectáreas de zonas semi-áridas en Hidalgo, Oaxaca y Zacatecas.

Además con la implementación de ProTierra se han fortalecido los conocimientos prácticos y teóricos de los promotores y productores sobre el modelo y manejo sostenible de las tierras, lo que ha contribuido a la conservación del agua, suelo y biodiversidad, así como el incremento sostenible de la productividad en general.

“Protierras es una propuesta de política pública articulada en el territorio que ha logrado desarrollar planes de gestión territorial que suma 95 mil hectáreas, superficie igual al 1.5 veces al área urbana de la ciudad de México”, expresó.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible afirma que se ha tomado la determinación de proteger el planeta contra la degradación, incluso mediante el consumo y la producción sostenibles, que son medidas urgentes para hacer frente al cambio climático y con ello satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras.