Ciudad de México. 28 de abril de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- En años recientes, ha cobrado fuerza el nivel de alarma registrado en torno al descenso de la población de abejas en México y a nivel mundial, el cual supone una amenaza para la actividad agrícola debido a los servicios ecosistémicos que las abejas prestan, además de que la producción de miel representa una actividad económica para muchos países.

En ese contexto, en México, diversos grupos de investigación se han dado a la tarea de estudiar, desde diversas aristas, el descenso en la población de abejas. Tal es el caso del inventario que desde el Instituto Tecnológico Superior de Zongolica (ITSZ) se gesta en torno a este grupo de insectos y el cual ya arrojó el hallazgo de una nueva especie de abeja nativa de la región de las altas montañas de Veracruz.

Héctor David Jimeno Sevilla, profesor investigador del ITSZ y responsable del inventario de especies de abejas en la Sierra de Zongolica, explicó cómo es que se detectó la nueva especie de abeja nativa y el estado actual del trabajo de investigación.

Todo empieza porque actualmente estamos trabajando un inventario de especies nativas en la Sierra de Zongolica, trabajo que de manera inicial se enfoca únicamente en la llamada Reserva Ecológica Bicentenario, misma que está integrada por 63 hectáreas de bosque mesófilo de montaña que se encuentran bajo el resguardo del ITSZ.

Como parte de ese proyecto, Belén Arango Castillo, egresada del ITSZ realizó como trabajo de tesis un inventario de las especies de abejas presentes en dicha reserva, considerando diferentes ambientes ecológicos —bosque conservado, bosque mesófilo, encinar y acahual (área perturbada).

Durante ese trabajo, la tesista Belén Arango Castillo logró colectar alrededor de 800 ejemplares pertenecientes a cinco familias y alrededor de 70 especies diferentes de abejas. En el marco de ese trabajo, uno de los hallazgos más notables fue la identificación de una especie nueva, nativa.

Es importante precisar que la identificación de la nueva especie no se realizó aquí, sino en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a donde Arango Castillo acudió a determinar una parte de su material.

En busca de las abejas de la región

Primero se llevó a cabo el trabajo de muestreo, para lo cual la alumna realizó monitoreos semanales. Un aspecto importante es que la Reserva Ecológica Bicentenario prácticamente es el patio trasero del ITSZ, esa es una gran ventaja, porque el esfuerzo de monitoreo fue mucho mayor.

La ventaja de que el instituto esté en medio de la sierra permitió a la alumna hacer recorridos constantes, durante los cuales realizó colecta directa a través de una red, además de llevar a cabo recolección mediante trampas especiales para esos insectos. Derivado de esas colectas se logró una importante muestra; el grupo más abundante son las abejas sin aguijón o Meliponini.

Se trata de abejas que de manera tradicional los pueblos totonacos y mayas utilizaban para obtener miel y producir cera; no obstante, en esta región, la cual es de origen náhuatl, no se utilizan, prácticamente son desconocidas. Esto es relevante precisarlo porque entre los objetivos del proyecto se encuentra, además de determinar qué especies tenemos, cuáles pueden ser potencialmente aprovechables.

Encontramos ocho especies de meliponinos, dos de las cuales son de factible manejo toda vez que hemos identificado, tan solo en la parte estudiada de la reserva, más de cuarenta nidos de abejas. También se encontró una muestra importante de las denominadas Euglossas o abejas de las orquídeas.

La colecta duró un año, ello para cubrir un ciclo representativo de la presencia de las abejas en la región. Posteriormente, en la siguiente etapa, la cual representó un reto mayor que la propia colecta, consistió en la identificación de las especies ya que se trata de un trabajo donde aún hace falta conocimiento.

Aun cuando las abejas son insectos bastante estudiados, todavía hace falta trabajo por hacer en materia de caracterización y muestra de ello es que nosotros logramos determinar a nivel específico un 40 por ciento de las colectas, mientras que el resto de la muestra se limitó a la identificación de género por la falta de información.

Ello, en definitiva es señal de que aún hay mucho trabajo por hacer en cuestiones taxonómicas. Debido a esto, durante esta etapa nosotros decidimos acudir al Congreso de Abejas Nativas que se celebró en Chiapas hace dos años (2015), donde tomamos un curso con el especialista Ricardo Ayala, mismo que nos sirvió para curar una parte importante del material.

Posteriormente, la alumna Arango Castillo se fue a la UNAM con la doctora Olivia Yáñez Ordóñez y el doctor Ismael Hinojosa Díaz, con quienes trabajó en la curación del resto del material y con este último se identificó la nueva especie.

Primero debo explicar que el material que se obtuvo forma parte de la colección científica del ITSZ y una copia más se resguardó en la UNAM, ellos cuentan con un respaldo y ahora se avanzará en la descripción de la especie, trabajo que se integrará en la tesis de la alumna Belén Arango.

Asimismo, trabajaremos en la creación de un catálogo para poder difundir entre la población de Zongolica la información obtenida en torno al número de especies de abejas con las que se cuenta en la región, conocimiento que sentará las bases para la promoción de la meliponicultura, ya que significa una actividad económica, rentable y que, a su vez, favorece directamente la conservación del ambiente.

Como parte de la siguiente etapa, también visitaremos al doctor Carlos Vergara, de la Universidad de las Américas Puebla, quien también es un estudioso de las abejas, para capacitarnos en temas de bombicultura —cultivo de abejorros del género Bombus—, el cual también es potencialmente aprovechable de manera comercial, ya que se utiliza para la polinización de cultivos en invernadero como jitomates.

Esto lo queremos abordar como una alternativa a la problemática que representa la utilización de especies exóticas en la actualidad, es decir, especies que no son de México y que son un riesgo para las especies de abejas nativas ya que pueden competir por los mismos recursos o ser portadoras de enfermedades y parásitos.

El primer paso es trabajar en su descripción morfológica, es decir, identificar cada una de sus características y describirlas. Una vez que se tenga la descripción morfológica de la nueva especie, se debe proceder a realizar un análisis comparativo de la nueva especie con aquellas que le resulten más cercanas.

Una vez que se tenga completo todo ese material, se debe realizar la publicación correspondiente en una revista especializada. En esa publicación debe explicarse a detalle el porqué es una nueva especie, qué nuevas características la hacen diferente a las que ya están descritas en la literatura científica.