De tianguis y mercado en México, Estados Unidos y Australia

DEVENIRES COTIDIANOS, por Susana Ruvalcaba

¿Quién no ha disfrutado de la fruta picada con limón y chile?, ¿de la pancita y las quesadillas? La fruta fresca, la verdura de temporada, los condimentos y el mole, los quesos frescos, las flores. Los tianguis y mercados son lugares ideales para encontrar esto y más, para acercarnos a las tradiciones de los lugares que se visitan y para deleitar los sentidos.

Estos centros de comercio son algo que forma parte de nuestra identidad como mexicanos. Ya en Tenochtitlán se ejercía el comercio en los Tianquiztli donde la gente acudía la gente a ofertar y adquirir una amplia variedad de productos. Y aún en los tiempos modernos, prefiero caminar por los pasillos de un mercado o bajo las lonas de un tianguis que visitar un supermercado con aire acondicionado.

Es que la variedad de productos que ofrecen los mercados es más amplia y la frescura de los alimentos mayor. La oportunidad de tratar con gente que vende sus productos sin intermediarios o que sencillamente produce localmente en las afueras de la ciudad y se traslada a ofertar en estos sitios donde nosotros somos el mayor beneficiario.

En Dallas lo más cercano a un mercado eran un par de sitios La Michoacana y El Rancho que vendían productos que no se conseguían en otros lugares y que estaban claramente dirigidos a los mexicanos: nopales, mole, barras de chocolate, quesos frescos, tortilleros, entre otros, además de ofertar comidas preparadas, especialmente tacos de guisado, pancita y agua de horchata.

En Sydney, los domingos incluían un paseo al mercado de productores donde éstos tenían la oportunidad de ofrecer sus productos directamente a los clientes. Desde frutas y verduras hasta artesanías. El puesto de especias y té pertenecía a un brasileño y también se podían encontrar productos especialmente dirigidos al público asiático al igual que carnes y mariscos y por supuesto, se vendían alimentos preparados como baguetes y croissatns con su respectivo café para aquellos que querían tomar ahí su desayuno.

Los jueves había una especie de tianguis orgánico los jueves donde se podía conseguir desde diferentes tipos de pan y mermeladas caseras hasta tés y carne deshidratada, además de productos vegetales y frutales cultivados en las cercanías de la ciudad.

Sin embargo, me atrevo a decir que ningún mercado llega a ser tan especializado y concurrido como los que tenemos en México. Estos sitios son el mejor lugar no sólo para surtir la despensa sino también para pasear, adquirir productos artesanales o simplemente experimentar cosas nuevas.

La Ciudad de México alberga entre sus calles un considerable número de este tipo de recintos que –no sé si con el tiempo o es que ha sido así desde su origen- ofrecen una cantidad de productos y servicios particulares que los hacen diferenciarse de los demás mercados.

El mercado de San Juan, por ejemplo, es la meca de los productos gourmet en la ciudad. En él se pueden encontrar hierbas finas, quesos, frutas exóticas así como carne de venado, cocodrilo y hasta león. Y si quieres probar pero no sabes cómo preparar los platillos, puedes ir simplemente a degustar lo que ofrecen los puestos de comida y vivir la experiencia.

Ahora que si lo que prefieres es ir a curiosear entre antigüedades, lo mejor es visitar La Lagunilla, donde se puede encontrar desde ropa y accesorios vintage hasta muebles y joyería pasando por discos, libros, revistas y hasta aquello que no se imaginan.

Si buscan flores y plantas de ornato no hace falta más que ir al mercado Jamaica –donde también venden frutas, verduras y otras cosas-. Las flores y los arreglos florales tanto como las plantas se ofertan ahí a excelentes precios y hay tanta variedad que siempre es difícil decidirse por un solo tipo de flores. En mi caso, siempre estoy experimentando y combinando tipos y colores para los floreros y resistiendo la tentación de volver a casa con una nueva maceta cada vez que lo visito.

¿Quieren un regalo original y muy mexicano?, entonces lo recomendable es pasarse por La Ciudadela. Este mercado es un excelente lugar al que acudir especialmente cuando busco un regalo significativo para alguien extranjero o para un amigo radicado fuera de México. Azulejos, vidrio soplado, alfarería, blusas bordadas, productos de piel y un sinfín de demostraciones de la belleza y creatividad mexicana se encuentran ahí. La Ciudadela ofrece un mundo de color que hace que la sola visita valga la pena.

Y si andan en búsqueda de que les lean la mano o las cartas, les den una poción para el amor o simplemente un amuleto para la suerte, el mejor lugar es el mercado Sonora, también conocido como el mercado de las brujas o de la brujería. Tiene una gran oferta de herbolaria además de vender pócimas, animales y artesanía de barro así como productos para fiestas infantiles.

Cada mercado en esta gran ciudad cumple con su misión y atrae a su clientela específica, ofreciendo una experiencia peculiar a sus visitantes sin dejar de lado la oferta de alimentos y antojitos, porque aunque uno sólo tenga la intención de comprar artesanías, arreglos florales o de hacerse una limpia, nunca está de más darse un tiempo para deleitar el paladar y llenar la barriga.