Ciudad Universitaria, abril 2019 (Notimex).- Alfonso Valiente Banuet, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrolla un plan integral que combina la producción de mezcal artesanal, desarrollo rural para los pequeños productores y mantenimiento de la biodiversidad.

Se trata de un proyecto que se realiza en el valle de Tehuacán-Cuicatlán, entre los estados de Puebla y Oaxaca, que conlleva el respeto al equilibrio de las interacciones biológicas, en el que una especie depende de otras para sobrevivir y busca mantener su ciclo de vida, indicó la máxima casa de estudios en un comunicado.

Resaltó que el objetivo de esta iniciativa es evitar que el aumento de la producción de ese destilado provoque otro desastre ecológico como el que ocurrió con el tequila, donde el sistema de monocultivo destruyó la diversidad biológica.

La producción y exportación del mezcal mexicano se ha incrementado, lo que ha significado un costo ambiental muy alto, que de continuar causaría un colapso en el ecosistema agavero.

De acuerdo con datos del Consejo Regulador del Mezcal (CRM), en 2015 había registradas 150 marcas de esa bebida y en 2018 se duplicaron a 300. Además, se otorgan alrededor de 300 permisos de exportación por año.

El también colaborador del Centro de Ciencias de la Complejidad, explicó que para producir el destilado se extraen directamente los agaves del campo, por lo que “existe un saqueo desmedido y en el valle de Tehuacán-Cuicatlán hay extracción de plantas y de leña que se utilizan para el proceso mezcalero”.

Alertó que al removerse alrededor de 70 por ciento de las plantas, en algún punto hay un corte de extinción y el sistema se colapsa, esto es, ya no hay capacidad de regeneración.

El experto en desiertos apuntó que, en su ámbito natural, los árboles protegen a las cactáceas, que se desarrollan bajo su sombra, y con su follaje sirven como plantas nodrizas.

Además, los agaves mantienen relaciones de polinización con los murciélagos, que a su vez tienen una red de dispersión de semillas.

La sobreexplotación de algunas especies (de agaves y de árboles para tener leña disponible) tiene impacto entre las plantas y si algunas se extinguen, no sólo se afecta a esa especie, sino la polinización de otras plantas y a los animales polinizadores.

Ante ese panorama, su propuesta es crear con los campesinos una red de producción de agaves, en la que del 100 por ciento de las plantas que se siembren, 30 por ciento se quede en el campo para alimentar en términos ecológicos, y 70 por ciento se utilice para producir mezcal.

De esta manera, los productores serían los dueños, el campo cuidaría su ecosistema y el mezcal se podría producir de forma controlada y ecológicamente responsable.