Ciudad de México, 8 de octubre de 2018 (Notimex).- Investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) obtuvieron un maíz híbrido que se caracteriza por tener amplia productividad, tolerar largos periodos de sequías y soportar bajas temperaturas.

Después del trabajo en laboratorio a cargo de Kenny Alejandra Agreda Laguna, egresada del Departamento de Bioingeniería y Biotecnología, se realizó una prueba de campo piloto en una localidad de Sinaloa, a través de un permiso gestionado por Beatriz Xoconoztle, investigadora del Cinvestav y actual directora del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY).

A las especialistas se les otorgó una hectárea bajo condiciones de bioseguridad, donde se llevó a cabo el cultivo de los maíces genéticamente modificados, informó en un comunicado el Cinvestav.

El proyecto de Kenny Alejandra Agreda Laguna consistió en obtener un maíz híbrido y su trabajo se centró en utilizar histona (proteína) específica de centrómero CENH3, encargada de la modulación y correcta segregación de los cromosomas en mitosis y meiosis.

Con esta manipulación de histona en plantas de maíz cultivada in vitro, la investigadora destacó que es posible generar plantas dobles haploides con información genética de solo uno de sus parentales, con el fin de preservar las características deseadas de maíces híbridos en generaciones subsecuentes.

En ese sentido, una de las aportaciones importantes del estudio científico es que, con la modificación a partir de la histona, la planta “automáticamente” crea un mecanismo de defensa que impide el acceso de polen con nuevos genes alterados.

Asimismo y de acuerdo con el Cinvestav, la egresada trabajó de manera simultánea con la obtención de plantas de maíz genéticamente modificadas mediante las propiedades fisicoquímicas de la trehalosa, que funcionaron como un escudo estabilizador de las enzimas en situaciones extremas de estrés abiótico, como las altas temperaturas, congelación, salinidad y oxidación.

El desarrollo tecnológico probado en laboratorio, mostró ser funcional en el campo, obteniendo evidencia de que las plantas de maíz toleran sequía, muestran mejor crecimiento bajo condiciones de escaso de riego y a bajas temperaturas, en comparación con plantas controles y esto permitió ver su factibilidad.