• Las berries ingresan como parte del paisaje agavero.
  • El agave no tiene una política pública a su favor.
  • 10 años del paisaje agavero como patrimonio de la humanidad.

Texto y fotos Salvador Y. Maldonado Díaz

Guadalajara, Jal., 13 julio 2016.- Como experimentado productor de agave, el expropietario de Tequila Herradura, Guillermo Romo de la Peña, indicó que mientras el agave sea rentable para el agricultor, éste le apostará a que se conserve el paisaje agavero. De lo contrario se establecen productos más rentables, como ya ha sucedido con plantaciones de arándanos y otros cultivos, como granos.

Y para que la cuña apriete debe  ser del mismo palo, la familia Romo ya introdujo las berries en el polígono agavero reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés).

Romo de la Peña afirmo que “puede ser que las berries le hagan ruido al agave…Pero hay que reconocer que con los precios a los que se paga el agave, no resulta muy atractivo  para muchos productores, con o sin berries. Además que hay lugar para el agave y para las berries”.

Resaltó  que “el agave actual está más chico en su tamaño y menos bueno (en contenido de azúcares) que el de otras épocas. Antes se recibían piñas de 100 kilogramos. La media era de 50 o 60 kilos. Ahora si llegan a 30 es mucho. No hay una política de largo plazo en favor del agave y los agaveros. Las mismas empresas tequileras han rechazado el término de agave maduro en la Norma Oficial Mexicana del tequila para consumir menos y con esto le pegan al agricultor”.

Hizo notar que las plantaciones de berries en una zona tradicionalmente agavera, ha sido un camino nuevo en el que se ha transitado con muchas sorpresas, comenzando con inversiones de tres a cuatro  millones de pesos por hectárea para plantar estas frutillas.

Abundó que hay ciertos microclimas en el paisaje protegido  del agave, donde se han adaptado muy bien  las berries, “ya que éstas no se llevan ni con las heladas, ni  con lugares muy calientes”.

Por cierto el proyecto de las berries de la familia Romo se llevó los reflectores internacionales, cuando Guillermo Romo hijo, lo presentó ante el presidente Enrique Peña Nieto en la última edición del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.

Una década del paisaje agavero

En el presente verano ya se cumplió una década de que el llamado paisaje agavero de la región cuna del tequila se integró como parte del inventario de la humanidad, según lo declaró formalmente la Organización de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO).

El organismo promotor de tal nombramiento: la Cámara Nacional de la Industria Tequilera (CNIT), festejará este décimo aniversario con varias actividades, entre las que figura una bebida especial conmemorativa de esta fecha.   También  habrá en octubre próximo una agenda compartida con la Secretaría de Cultura de Jalisco.

El director de este gremio, Juan Alberto Rivera Bueno, detalló que se producto conmemorativo será un blend en presentaciones de blanco, reposado y añejo con botellas de colección numerada.

Quien en su momento fue gestor especial ante la UNESCO para el cabildeo del paisaje, el expresidente de la CNIT, Francisco Quijano Legorreta, comentó que pese a las adversidades para cumplir los compromisos asumidos en la conservación del paisaje, se ha avanzado en tenerlo vigente y darle una proyección turística, como afortunadamente ha sucedido.

Dijo que el reto es que todos los actores involucrados en el polígono del paisaje caminen en la misma dirección, como son los agricultores agaveros, autoridades, los empresarios del tequila y de los negocios turísticos, lo que supone tener metas claras.

Reconoció que un comercio justo del agave es algo fundamental para que el paisaje sea un elemento vivo. Afirmó que “cuando el agave pierde valor, sabemos que entran otros cultivos y actividades que ponen en riesgo al paisaje”.

La Secretaria de Cultura de Jalisco, Miriam Vachez Plagnol, refirió  que hay retos urgentes para evitar el cambio uso de suelo, de modo que tierras del paisaje agavero no se conviertan en gasolineras o fraccionamientos que afecten el entorno original reconocido por la UNESCO.

La responsable de Turismo de Tequila, Alicia Rodríguez, enfatizó que falta mucha socialización del significado del paisaje agavero como patrimonio, “dado mucha no sabe que existe la UNESCO, mucho menos del valor cultural de este paisaje”.

EL DATO

El paisaje agavero supone un polígono de 34 mil 600 hectáreas, en los municipios de Arenal,  Amatitlán y Tequila, donde se ubican plantaciones especiales del agave y varios edificios de las antiguas fábricas tequileras, entre otros íconos de la cultura regional, como la zona arqueológica de Los Guachimontones de Teuchitlán.