Sector Primario, por Francisco Mayorga Campos

Siguiendo con nuestro tema de la semana pasada, hemos dicho que los Bancos de Alimentos, junto con otras instituciones de beneficencia, están contribuyendo significativamente a reducir el desperdicio de alimentos y al alivio del hambre en nuestro país dando ¨tiros de precisión¨ al contar con procedimientos de operación transparentes así como con el apoyo de un equipo de voluntarios multidisciplinario que analiza detalladamente la situación de cada familia o persona beneficiada de manera particular para constatar y dimensionar su grado de vulnerabilidad alimentaria.

¿Cómo y en dónde operan los Bancos de Alimentos? Los más de 60 Bancos de nuestro país operan bajo una red nacional  y están presentes en las principales ciudades y poblaciones vulnerables del territorio. Hay que recordar que esta red de Bancos de Alimentos es la segunda más grande del mundo.

¿Qué hacen? Lo que hacen es acopiar alimento en buenas condiciones mediante donativos de empresas agrícolas, comerciales, procesadoras, de autoservicio y hasta de mercados de abastos y entregarlos a familias y personas de escasos recursos a un costo simbólico. Se rescata casi el 2 % (120,000 toneladas al año) de los alimentos que se desperdician. Esa cantidad llega a más de 1 millón de personas en todo México en forma constante.

Los alimentos que se donan o rescatan están siempre en buenas condiciones nutricionales, lo que sucede es que su fecha de vencimiento está ya muy cerca, tienen algunos golpes o magulladuras o fueron devueltos por las empresas de autoservicios. Hay que recordar que una de las causas importantes del desperdicio de alimentos que es que no son agradables a la vista. Aun con el mínimo daño que tenga una fruta o verdura su valor en el anaquel disminuye considerablemente, aun que sus propiedades nutricionales estén intactas.

Es bueno mencionar que los Bancos no regalan alimentos. Las despensas que se reparten tienen un precio aproximado de 70 pesos (por ley el precio no puede exceder 10% de su valor comercial), no obstante es muy frecuente que algunas familias no cuenten con esa cantidad y se tengan que hacer salvedades. Este hecho nos lleva a pensar que el grado de marginación de muchas familias es verdaderamente alarmante e inaceptable, amén que es una invitación a la acción a todos los mexicanos para revisar a dónde vamos como país con estas realidades.

La otra buena noticia que hay que comunicar es que el Banco de Alimentos está ya implementando ya con ciertas familias programas de capacitación en la producción  de alimentos, precisamente para que quienes ahora son beneficiarias evolucionen y  se conviertan en productoras y eventualmente no dependan de estás entregas. Es decir se ¨gradúen¨ como personas proactivas y no pasivas.

Los dos programas que están implementando a le fecha son producción de huevo de traspatio y de huertos familiares, ambos con un contenido social importante que invita a las mujeres a empoderarse y a asociarse para convertirse en micro empresarias.

De estos dos programas y su impacto transformacional escribiré la próxima semana. Buen domingo y feliz incio de semana.