• La exposición internacional Teotihuacan: city of water, city of fire reúne alrededor de 250 piezas pertenecientes al Museo Nacional de Antropología y a la Zona Arqueológica de Teotihuacan.
  • Del 30 de septiembre de 2017 al 11 de febrero de 2018

Ciudad de México. 22 de agosto de 2017.- Se ha organizado una de las exposiciones más ambiciosas dedicadas a la ciudad prehispánica de Teotihuacan, en el Museo de Young, en San Francisco, California, uno de los recintos de arte más visitado en Estados Unidos, por lo que se augura éxito durante su exhibición, del 30 de septiembre al 11 de febrero de 2018.

Alrededor de 250 piezas integran Teotihuacan: city of water, city of fire, para  abordar la que en su tiempo (150 a.C. – 650 d.C.) llegó a ser la sexta ciudad más grande del mundo, sólo detrás de urbes como Constantinopla y Alejandría. La exhibición es organizada por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en conjunto con el Museo de Young de San Francisco y el Museo de Artes del Condado de Los Ángeles (LACMA, por sus siglas en inglés).

En palabras de Diego Prieto, director general del INAH, durante una conferencia con medios nacionales y extranjeros, “esta exposición celebra los logros de la arqueología mexicana en el pasado y en el presente”, considerando que la colección reúne materiales obtenidos de excavaciones recientes en espacios sacros, como el interior de la Pirámide de la Luna, la cúspide de la Pirámide del Sol y el subsuelo de La Ciudadela.

Foto Jorge Pérez de Lara INAH.

Ejemplo de ello —continuó— son piezas que integraban ofrendas dispuestas en el túnel del Templo de la Serpiente Emplumada, cuya excavación dirigió el arqueólogo Sergio Gómez Chávez. Proyecto del que se recuperaron más de 50 mil objetos y del que los visitantes del Museo de Young podrán admirar algunos que integraban la Ofrenda 48, como esculturas antropomorfas de piedra verde, grandes caracoles y cuentas de diversos materiales.

”Teotihuacan es una de las primeras zonas arqueológicas abiertas a su visita pública en México, justo en 1910 como acto conmemorativo del centenario de nuestra Independencia.

“Hoy sus visitantes alcanzan los tres millones anuales y las exploraciones arqueológicas no cesan de sorprendernos con sus hallazgos. Y no podría ser de otro modo, la estructura urbana del asentamiento, las construcciones monumentales, las esculturas en roca, la producción cerámica y en obsidiana, sus abundantes ofrendas compuestas con personajes y animales sacrificados dentro de algunos de sus principales edificios, su pintura mural, indican que la ciudad fue uno de los centros de peregrinación y culto más influyentes de América”, abundó el titular del INAH.

El curador de la muestra, Matthew Robb, dijo que el objetivo principal de la exposición es mostrar la complejidad de una urbe que contaba con barrios como La Ventilla; espacios residenciales de élite, caso del Conjunto Quetzalpapálotl ubicado al suroeste de la Plaza de la Pirámide de la Luna; y una vía, la Calzada de los Muertos, sobre la que estaban distribuidos los templos sagrados y partían los cuadrantes de la ciudad hacia los cuatro rumbos del cosmos.

Y entre los númenes que regían el equilibrio de este universo se hallaban los dioses del fuego viejo, Huehuetéotl, y del agua, Tláloc, como lo demuestra la variedad de efigies de ambas entidades halladas tanto en espacios domésticos como rituales de la metrópoli, de ahí el título Teotihuacan: city of water, city of fire (Teotihuacan: ciudad de agua, ciudad de fuego).

Foto Jorge Pérez de Lara INAH

En ese sentido, destacó Matthew Robb, será expuesta una de las esculturas más grandes de Huehuetéotl, registradas en el sitio. Su hallazgo en 2012, en la cima de la Pirámide del Sol, podría indicar que este monumento fue en su origen escenario de cultos dedicados al fuego y finales de ciclos calendáricos.

Teotihuacan: city of water, city of fire también reunirá fragmentos de pinturas murales procedentes de la colección de The Fine Artes Museus of San Francisco y de la ciudad prehispánica. En 1986, el organismo estadounidense repatrió una serie de murales como parte de un acuerdo conjunto con el INAH, en el que establecieron un programa de conservación y exhibición colaborativo.

La muestra también integrará cerámica y esculturas de piedra encontradas en las áreas habitacionales, algunas de ellas sobrevivientes de un gran incendio que se suscitó en la antigua urbe cerca de 550 d.C.; y otras piezas más que componían ofrendas conmemorativas de las etapas constructivas de la Pirámide de la Luna.

Foto Jorge Pérez de Lara INAH

Pero de Teotihuacan es más lo que se ignora, comentó el arqueólogo Alejandro Sarabia, director de la zona arqueológica. De los 20 kilómetros que constituyeron la metrópoli durante su época de máxima expansión, únicamente se ha explorado alrededor de ocho por ciento; se desconoce su sistema de escritura, su lenguaje, el grupo étnico dominante (aunque se sabe era cosmopolita y daba cabida a gente venida de Occidente, de la Costa del Golfo y de Oaxaca, entre otras regiones), e incluso su nombre, pues cabe recordar que los mexicas la consideraron un lugar de peregrinación y la nombraron “La ciudad en la que los hombres se vuelven dioses”.

José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH, celebró la colaboración entre esta institución, el LACMA y el Museo de Young de San Francisco, la cual en 2018 y 2019, respectivamente, permitirá traer a México dos magnas exposiciones dedicadas al arte en el budismo y a los rituales de la muerte en el antiguo Egipto, vinculados a Osiris.

Recordó que fue en 1993 cuando el Museo de Young acogió la exposición Teotihuacan: arte de la Ciudad de los Dioses. Más de dos décadas después, se ha desarrollado una exhaustiva investigación arqueológica en el sitio, cuyos hallazgos más importantes podrán ser apreciados en esta nueva muestra que probablemente viajará a un recinto en México.