• El lobo mexicano es una especie que se considera extinta en vida libre

Saltillo, Coahuila. 22 de agosto de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Actualmente, el lobo mexicano (Canis lupus baileyi), también conocido como lobo gris mexicano (Mexican gray wolf) en Estados Unidos, es una especie considerada dentro de la categoría “Probablemente extinto en el medio silvestre”, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana (NOM) 059-SEMARNAT-2010 de protección ambiental de especies nativas de México de flora y fauna silvestres, al no encontrar individuos de este tipo en vida libre.

Hoy en día, más de 50 instituciones de México y Estados Unidos, a través del Programa Binacional para la Recuperación del Lobo Mexicano, trabajan arduamente en la protección de esta especie.

El Museo del Desierto (Mude) es parte de este proyecto binacional y participa exitosamente en la conservación y reproducción de este carnívoro nativo del norte de México y sur de Estados Unidos, para lograr, en un futuro, su completa reintroducción en su hábitat.

“El lobo mexicano es una especie que se considera extinta en vida libre, desafortunadamente hubo una campaña de erradicación hace años que fue ‘exitosísima’ y acabaron prácticamente con todos los lobos y, de ahí, inicia un programa binacional para su recuperación; cuando se dieron cuenta que ya no había lobo, decidieron que hay que cuidarlo”, comentó Fernando Toledo González, responsable de Fauna y encargado del proyecto Desierto Viviente del Mude.

El Programa Binacional para la Recuperación del Lobo Mexicano inició con algunos individuos de esta especie, pero muy pocos en linaje para tratar de lograr su recuperación.

“Después de las masacres que se dieron en los sesenta y los setenta, se logró recuperar un total de siete lobos mexicanos que venían de libertad y fueron capturados para reiniciar el programa de recría. Obviamente esto hace que la variabilidad genética de solamente siete individuos sea muy pequeña y que las cruzas que se hagan traten de mantener lo más posible la variabilidad genética, que, aunque sea reducida, es la que se tiene”, explicó el doctor Miguel Ángel Armella Villalpando, profesor titular del Departamento de Biología, en la división de Ciencias Biológicas y de la Salud en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa.

Año con año, se organiza la Reunión Binacional México-Estados Unidos para la Recuperación del Lobo Mexicano, con la participación de más de 30 instituciones involucradas en Estados Unidos y 20 en México, en la que se desarrollan las políticas de planeación para la recuperación del lobo, tanto la reproducción en cautiverio, que es esencial para poder mantener la diversidad genética, como poblaciones que van a ir a libertad, en Estados Unidos y en México, a través de un plan maestro.

“Lo que hacemos es básicamente, con apoyo de genetistas y programas de cómputo especializado, buscar aquellas parejas cuya descendencia nos ayude a mantener la mayor diversidad genética de las poblaciones que tenemos así, por ejemplo, se asigna una pareja reproductora, y una vez que se asigna la pareja reproductora se ve cuál de las instalaciones, como zoológicos que se tienen a disposición, es la más adecuada para tenerla”, detalló el científico Armella Villalpando.

La XXIII Reunión Binacional del Programa para la Recuperación del Lobo Mexicano fue realizada el pasado mes de julio, en Cananea, Sonora, en México, donde se informó que actualmente existen alrededor de 280 lobos mexicanos en el país, 31 de ellos en vida silvestre mediante programas de reintroducción en territorio mexicano. Además, se autorizaron 32 parejas reproductivas entre México y Estados Unidos para mantener la población.

A pesar que podría considerarse que se logró el primer objetivo del programa que era salvar de la extinción a la especie y obtener al menos algunas poblaciones en libertad, todavía son poblaciones hasta cierto punto experimentales y se monitorea su comportamiento y desarrollo en libertad.

“En este momento, la situación del lobo mexicano está en un punto crítico, ya existen algunos ejemplares en una población de libertad pero todavía podemos considerar que es experimental (…) Dimos un par de pasos hacia la recuperación pero no podemos cantar victoria”, aclaró el investigador Armella Villalpando.

Conservación y reproducción en el Mude

El Museo del Desierto, como parte de su compromiso con la región, generó Desierto Viviente en el año 2003. Este proyecto contempló incluir especies vivas en el Mude, que habitan o habitaron la región del desierto chihuahuense, particularmente el semidesierto coahuilense, y que se consideraran prioritarias para conservación en México, como: lobo mexicano, borrego cimarrón, perrito de las praderas mexicano, bisonte, entre otros.

“En los proyectos de conservación, que tengamos fauna viva en una institución tiene que tener un porqué, tiene que estar muy justificado, aquí se necesitaba un lugar en el norte donde recibir animales de decomisos, y la educación, el mensaje que les podamos dar, sobre todo en conservación de especies, es algo que se van a llevar, en especial los niños”, puntualizó Toledo González.

El Mude buscó contribuir en la conservación del lobo mexicano, como especie que habitó en el estado de Coahuila años atrás y enfrenta una grave amenaza de extinción. Entre los años 2005 y 2009, después de diversas reuniones con el Comité del Programa Binacional para la Recuperación del Lobo Mexicano y planeación del área de albergues para los lobos de acuerdo con diversas especificaciones, dio inicio el plan para tener especies de este carnívoro en las instalaciones.

“En 2008 iniciamos la construcción, tres mil 200 metros cuadrados de extensión entre los dos albergues, con cuartos de noche, que es un área donde podemos meter a los ejemplares en caso de que estén enfermos, haya problemas de comportamiento o los médicos quieran revisar las heces y ver parásitos; además de un área exterior donde queremos asimilar su hábitat lo más posible”, detalló el responsable de Fauna del Mude.

Una vez que el museo cumplió todos los requisitos, pudo importar seis hembras de Seattle, Washington, Estados Unidos, y tuvieron una adaptación muy favorable.

“Fueron animales que se fueron moviendo porque se les asignó pareja e incluso liberación. Pasaron cuatro años aproximadamente y nos autorizaron la primera pareja reproductora: Newton y Zeus. Esta pareja la acoplamos al ambiente de la ciudad y para 2015 hubo un nacimiento, el primero que tuvimos en el museo de nombre Tina, fue una camada pequeña de una hembra y para 2016 tuvimos otras dos camadas”, precisó Toledo González.

La conservación y reproducción de esta especie ha tenido importante apoyo del Fondo Mundial para la Naturaleza en México (WWF, por sus siglas en inglés) y Fundación Carlos Slim. Este 2017, en el Mude nació una nueva camada de lobo mexicano.

“Este año ha sido nuestra camada más grande, estamos hablando de cinco cachorros (tres hembras, dos machos) de tres meses de edad, hasta ahora va todo por buen camino, se ven bien, se les hizo su manejo de medicina preventiva y conviven con los hermanos del año pasado y sus padres”, subrayó el especialista Toledo González.

El encargado del proyecto Desierto Viviente agregó que el lobo es una de las especies que más necesitan del apoyo de los humanos para su recuperación, ya que requieren un cuidado muy delicado, sobre todo cuando hay cachorros, ya que los lobos son animales nerviosos. Incluso en el momento en que la madre sienta amenaza puede llegar a sacrificar a sus cachorros.

“En el momento en que la hembra se mete a la madriguera y ya no la ves en dos o tres días es el indicativo de que va a parir o está pariendo. No es como otros animales donde puedes llegar y asomarte porque son muy nerviosos y lo que menos queremos es que tengan estrés innecesario, dejamos que todo se dé lo más natural posible. Buscamos evitar accidentes, minimizamos paso de visitantes y de personal”.

De acuerdo con los resultados y conclusiones expuestos en la XXIII Reunión Binacional del Programa para la Recuperación del Lobo Mexicano, es probable que haya cambios y movimientos de los lobos que están actualmente en el Mude.

“El Mude es un ejemplo magnífico del buen trabajo que han hecho instituciones que mantienen a los lobos y otras especies en cautiverio, porque no hubiera sido posible la reproducción de los animales y salvar la especie sin la participación de estos lugares de resguardo de cuidados donde los animales son bien tratados, tienen todos sus cuidados veterinarios, tienen su hábitat lo más natural posible para que se puedan reproducir y cuidar”, destacó el doctor Armella Villalpando.

Los especialistas del Mude esperan a mediano y largo plazo expandir su trabajo, tener un área de reserva y albergues de preliberación de lobo mexicano, para reintroducir esta especie a la vida libre como ocurre en los estados de Sonora y Chihuahua. Contemplarán áreas viables en lugares como el norte de la entidad en el municipio de Múzquiz, en la zona de Maderas del Carmen, incluso en el estado de Nuevo León.

“Vamos a seguir con el proyecto de lobo, espero que pronto tengamos las áreas fuera del museo para seguir contribuyendo. Nos tocó reproducir y lo estamos haciendo desde hace tres años consecutivos y esperamos que podamos trabajar en campo. No es trabajo solamente del Mude, es un comité binacional con expertos internacionales del lobo mexicano, vamos de la mano con ellos y vamos aprendiendo qué hacer y qué va a pasar con la especie”, resaltó el responsable de Fauna del Mude, Toledo González.

Por su parte, el investigador Armella Villalpando enfatizó en la importancia de educar y comprometerse como ciudadanos en la conservación de la especie una vez reintroducida, tanto en zonas urbanas como en zonas rurales, donde tendrán contacto directo con el animal.

“Es un trabajo de todos, de nosotros como científicos, de los administradores del museo y otras instituciones, pero también del público en general, que participe en la conservación, que conozca y aprenda, mientras más se entere el público sobre la situación del programa, más pronto podremos recuperar y cantar victoria de que hemos recuperado la especie. No sería el único ejemplo, animales que dábamos prácticamente por extintos se han recuperado y creo que el lobo mexicano es otro ejemplo en el que se sigue y debe seguir trabajando”.