Por Abelardo Navarrete

 

La atención a  la salud de las personas es uno de los retos fundamentales que tiene cualquier gobierno, independientemente del orden en que se encuentre y es que las necesidades siempre rebasan a los recursos, lo que hace complicado el poder solventar lo requerido por cada una de las personas que necesitan el servicio médico.

 

Un enfermo que depende de atención de una persona especializada, requiere también de medicamento adecuado a los padecimientos que sufre, por lo que el diagnostico debe ser el adecuado para poder restablecer el orden en el organismo del enfermo, así hablan algunos de los galenos que conozco, varios de los cuales han ayudado a este servidor a salir de alguna enfermedad, principalmente mi padre que me enseñó con su ejemplo el valor del servicio de forma desinteresada hacia los demás.

 

¿Porque iniciar de este modo? Resulta que la ciudadanía padece una gran enfermedad, una enfermedad parasitaria y como pasa cuando tenemos pie de atleta, sabemos que hay algo que no debería suceder ahí, pero poco hacemos al respecto y es que estamos acostumbrados, tal vez por rutina, tal vez por costumbre a tenerlos ahí, alimentándose de lo que el pueblo les da.

 

Imaginemos solo por un instante que un funcionario deja de servirse y comienza a trabajar en un puesto público de forma honoraria, ya no soñemos en que se pudieran llegar a bajar el 50% de su salario, ese que cobran por presentarse en una oficina a revolver papeles y dar seguimiento a solicitudes de la gente que se acerca a una oficina, con la esperanza de recibir ayuda de cualquier tipo.

 

Sin el afán de satanizar a ninguna persona en específico, sabemos que muchos de los empleados del pueblo, tienen como lema y premisa principal aquello de: “Vivir fuera del presupuesto es no vivir”, han decidido dedicar parte de su vida a no salir de la función pública, pero ¿Qué tan conveniente es para el resto de la gente tener a un eterno servidor del pueblo?

 

Debemos considerar y analizar a profundidad que con el cambio de una administración municipal o estatal, no se trate únicamente de renovar a las cabezas que llevarán las riendas del destino de los habitantes de un pueblo, sino también modificar a quienes forman parte del equipo humano que estará apoyando esa tarea de navegar hacia buen puerto.

 

La medicina que cura la enfermedad social que se está viviendo actualmente, está en manos de la ciudadanía, pues depende de cada uno de nosotros hacer que la problemática cambie para bien, vamos poniendo el granito de arena necesario para que aunque sea por salud de modifique el vicio de muchos por vivir del presupuesto, desde la trinchera en que se encuentren.

 

Al cuerpo se le da albendazol o ketoconazol, para curarlo de las enfermedades parasitarias, ¿A los gobiernos que se les puede dar para aliviar el padecimiento que sufrimos y pagamos todos?

 

No se si hay respuesta, sería bueno conocer la solución

 

Hasta la próxima