SECTOR PRIMARIO, por Francisco Mayorga Campos*

Si le preguntamos a los alumnos de un jardín de niños que quieren ser de grandes estoy casi seguro que difícilmente escucharemos a más de uno que quiera ser agricultor.

Si vamos a una escuela primaria, o a una secundaria pienso que el caso será casi el mismo. En la Prepa sobra decir que se seguirá el mismo patrón: hay muchas otras carreras u oficios que parecen ser más atractivos para las nuevas generaciones que ser agricultor.

Lo anterior por sí mismo no tiene mucho peso diría más de algún economista, pues está reflejando que México está transitando de una economía primaria (donde predomina la actividad agropecuaria) a una economía más evolucionada en donde los sectores de mayor valor agregado predominan. Y eso en parte es muy cierto. Los países desarrollados tienen participaciones muy bajas de la agricultura en su producto interno bruto PIB sin embargo, tienen muy bien protegido a su sector y más a sus productores.

En nuestro país, el problema de que las nuevas generaciones no estén volteando a ver al campo es en parte algo muy lógico por dos razones. La primera es que se ha vuelto en muchas zonas del país verdaderamente peligroso ser agricultor, o más aún, vivir en el campo. El crimen organizado se ha adueñado de grandes extensiones de tierra llegando incluso a robar extensiones de miles de hectáreas para sus beneficios. Esto ha obligado a la población a recluirse cada ves más en ciudades o poblaciones por propia seguridad y a evitar salir o vivir en el medio rural.

En segundo lugar el sector rural padece de falta de infraestructura que hace muy difícil producir en condiciones competitivas (no digamos ya de comodidad y de calidad de vida como en otros países). Los caminos rurales, electrificación, agua son de muy mala calidad en nuestro país y eso desalienta la entrada de nuevos jugadores a la producción de alimentos.

En otros países un habitante del medio rural disfruta casi las mismas ventajas y comodidades  básicas que una persona de una ciudad. Básicamente se ha desarrollado una cadena de suministro gracias a la infraestructura y seguridad que permite el abasto óptimo de bienes y servicios.

La propuesta muy puntual es que el gobierno haga su papel. En vez de está gastando sumas estratosfericas en “apoyos” para particulares, el enfoque que se debe plantear es invertir en seguridad e infraestructura, en bienes públicos que son verdaderamente su obligación como actor en el desarrollo. Lo demás lo pueden hacer los productores, empresarios, universidades y otros participantes.

Es hora de enfrentar este problema y hacer todo lo posible por alentar a las nuevas generaciones a que vean el campo como un espacio de desarrollo de plenitud. Que el producir alimentos sea una prioridad para las  nuevas generaciones será un honor como país y una seguridad como pueblo.

*Francisco Mayorga Campos Estudió Finanzas en el Tec de Monterrey, encabezó el área juvenil del Consejo Agropecuario de Jalisco, dirige Agronegocios Nueva Galicia, es criador de pollos orgánicos y agricultor de medio tiempo en El Chante Alimentos.