• Las exposiciones “Sangre para los dioses. El sacrificio en la visión de los mayas y los mexicas” y “Una ofrenda a Xochipilli. Entre luces canta y llega el sol” fueron inauguradas simultáneamente.

18 de agosto de 2017.- Un diálogo entre la sacralidad de las culturas mexica y maya, a través de importantes piezas arqueológicas de cerámica, piedra, jade, obsidiana y hueso —muchas de las cuales se exhiben por primera vez en Quintana Roo—, se genera entre las exposiciones temporales Una ofrenda a Xochipilli. Entre luces canta y llega el sol y Sangre para los dioses. El sacrificio en la visión de los mayas y los mexicas en el Museo Maya de Cancún.

Ambas muestras del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), son el resultado de la colaboración entre el Museo Maya de Cancún, donde podrán visitarse hasta el 26 de noviembre próximo, y el Museo del Templo Mayor, de la Ciudad de México, de donde proviene una parte importante de los objetos expuestos.

Foto Gibran Huerta INAH

Durante un acto de apertura simultáneo, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, destacó la estrecha colaboración entre investigadores y personal de ambos recintos, producto de la cual se impulsa un acercamiento “al significado profundo que tenía el sacrificio humano para dos de los universos culturales con mayor fuerza del México antiguo: el mexica y el maya”.

En compañía del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González; de la directora del INAH en esa entidad, Adriana Velázquez Morlet; el coordinador nacional de Centros INAH, José María Muñoz Bonilla, y la directora del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledesma Bouchan, el antropólogo aseveró que otro valor de las exposiciones es que contribuirán a superar los estereotipos que durante siglos, y aun ahora, son erróneamente impuestos a las culturas mesoamericanas desde la visión occidental del sacrificio ritual.

“Ya en Roma se tenía esta práctica, que no era sino una medida para realzar el poder de los césares mediante el sacrificio de hasta cinco mil personas y diez mil animales en apenas una semana de circo romano. En contraste, los pueblos mesoamericanos veían al sacrificio como una forma de halagar o apaciguar a los dioses, a través del cual se hacía posible la continuidad del mundo y del universo”, refirió el director general del INAH.

Foto Gibran Huerta INAH

Adriana Velázquez Morlet explicó que la muestra Sangre para los dioses. El sacrificio en la visión de los mayas y los mexicas reúne 80 piezas —17 del Templo Mayor, 43 del Centro INAH Quintana Roo y 20 del acervo del Museo Maya de Cancún— entre las que sobresalen máscaras, orejeras, collares, incensarios, braseros, piedras de sacrificio, navajillas, punzones, espinas de mantarraya, fémures, cráneos humanos y el Entierro 18 de la Zona Arqueológica de San Miguelito.

Localizado en 2012, en el conjunto norte del área habitacional del sitio, dicho entierro corresponde a un personaje masculino que vivió en el periodo Posclásico Tardío (1250-1550 d.C.) y tenía alrededor de 34 años de edad al momento de morir. Su ajuar funerario, integrado por dos punzones de huesos de ave, una pesa de red, dos mangos de abanico, huesos humanos tallados, un colmillo de animal y 16 fragmentos de espinas de raya, es el más vasto y diverso de los más de 50 depósitos mortuorios hallados en la zona arqueológica.

Dividida en siete módulos temáticos: Muerte, Sacrificio, Tipos de sacrificio, Autosacrificio, Objetos para el sacrificio, El juego de pelota y El Entierro 18 de San Miguelito, la exhibición cuenta con un guión curatorial desarrollado por Adriana Velázquez Morlet, la encargada del despacho del Museo Maya de Cancún, Ximena Arellano Núñez, y los investigadores Enrique Terrones González, Antonio Reyes Solís y Allan Ortega Muñoz, adscritos a este mismo recinto.

Una ofrenda para Xochipilli

Al encabezar el recorrido inicial por la muestra Una ofrenda a Xochipilli. Entre luces canta y llega el sol, las arqueólogas Patricia Ledesma Bouchan y Judith Alva Sánchez, curadoras de la misma, señalaron que ésta se compone de 83 objetos hallados en la Ofrenda 78, dedicada a dicha deidad, y descubierta por investigadores del Proyecto Templo Mayor en 1978.

Foto Gibran Huerta INAH

La característica principal de esta ofrenda, que es sólo una de las 170 que han sido encontradas en el Templo Mayor, comentó Patricia Ledesma, radica en las réplicas en miniatura de instrumentos musicales, así como tres cuchillos de sacrificio de aproximadamente un metro de altura cada uno.

Estos objetos punzocortantes presentan los atavíos del dios Macuilxóchitl-Xochipilli en su advocación de numen matutino: una mano de color impresa alrededor de los labios, la faz pintada de rojo fino, gorro de plumas finas y cresta de pájaro. En la espalda el personaje porta un abanico con la bandera solar y remate de quetzal.

Dividida en cuatro subtemas: La ofrenda en el contexto mesoamericano, La lucha solar, El culto al dios Xochipilli-Macuilxóchitl y La protección del patrimonio cultural tangible e intangible, constituye además la primera vez que objetos arqueológicos de la cultura mexica son presentados en el Museo Maya de Cancún.

Un último punto en torno a las dos exposiciones, señalado por el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, es que su instalación en el corazón de la zona turística del estado, se vuelve por sí misma un atractivo más para la entidad.

El Museo Maya de Cancún, se ubica en el bulevar Kukulcán, km. 16.5, Zona Hotelera, Cancún, Quintana Roo. Costo de entrada: 70 pesos, el acceso es gratuito para menores de 13 años, adultos mayores, estudiantes con credencial; los domingos la entrada es libre para público nacional. Horario de visita: 9:00 a 18:00 horas.