A Mark Zuckerberg y Carlos Slim:

Va en primer lugar una felicitación al Sr. Zuckerberg y a su esposa por el nacimiento de su hija Max y mis mejores deseos para que la carta que le escribieron se vuelva realidad. Que efectivamente ella pueda vivir en un mundo mejor que el que nos tocó a nosotros.

Por otra parte le hago llegar otra felicitación por su decisión de transferir para fines benéficos el 99% de su fortuna. Independientemente que para algunas personas esta acción es sólo una inteligente campaña de relaciones públicas y una muy elegante manera de evadir impuestos, me parece que de cualquier forma poner esa cantidad de recursos al servicio de causas benéficas es un gran avance hacia un mundo mejor y con más igualdad.

Coincido con el Sr. Slim en que la beneficencia por sí sola no va a resolver el problema de la pobreza en el mundo, pero estoy seguro que el Sr. Zuckerberg y su esposa ya han pensado algunas acciones que acompañarán los donativos, de tal manera que resulten efectivos en el combate a la pobreza y la lucha por la igualdad.

Estoy de acuerdo en que se requiere crear fuentes de trabajo, pero… no cualquier fuente de trabajo en empresas que explotan a sus empleados y las grandes ganancias van a parar en unas pocas manos, sino aquellas fuentes de trabajo que generen ingresos a los empleados que les permitan vivir dignamente. Que no sólo sean fuentes de riqueza para los accionistas, sino también para los empleados y que toda la sociedad se beneficie con la creación y operación de esas empresas.

Para lograr lo anterior se necesita promover la educación de empresarios que a su vez impulsen la creación de empresas más productivas y justas. No se trata de regalar un pescado sino de enseñar a pescar. Tampoco se trata de crear solamente grandes compañías con miles de empleados, sino de constituir muchas pequeñas y medianas empresas, que por cierto son las que más empleos generan en México.

Una parte importante de estas nuevas empresas puede constituirse a partir de la selección y procesamiento de productos agropecuarios y en estos proyectos productivos pueden participar los propios agricultores y ganaderos.

Para lograr lo anterior se pueden crear fondos de inversión “de riesgo compartido“, en forma de fideicomiso el cual invierte junto con los emprendedores compartiendo el riesgo de la nueva empresa. Es decir, se trata de una inversión conjunta, no de un préstamo bancario.

La experiencia concreta para realizar esto se tiene en México. Durante el período de 2007-2012 el “Fideicomiso de Riesgo Compartido”  (FIRCO) invirtió poco más de $23,000 millones de pesos de recursos públicos y con ello atrajo la inversión de cerca de $75,000 millones de pesos de los propios emprendedores o de remesas de emigrados interesados en crear o expandir 28,000 empresas, generando aproximadamente 132,000 empleos y preservando cerca de 600,000. En este caso los recursos públicos serían sustituidos con recursos de las donaciones del Sr. Zuckerberg y ¿por qué no? ¡también del Sr. Slim!

Imaginen lo significaría para el el sur de México o para Guatemala, El Salvador, Honduras y muchos otros países la creación de miles de empresas que le den valor agregado a los productos locales y generen cientos de miles de empleos!!

AUTOR: Rodrigo Diez de Sollano

Twitter: @DeSollano